jueves, 27 de enero de 2011

Jornada X

Sin apenas tiempo para reponerse los Defensores afrontarán este sábado un nuevo reto deportivo. A las 20:45 en Pompiliano nos enfrentaremos a Maño-hoop si la monja de las llaves tiene a bien abrirnos la puerta y si conseguimos reunir a cinco jugadores para la ocasión. Con la mirada puesta en la trigésima... ¡DEFENSORES!

miércoles, 26 de enero de 2011

Grandes comidas, grandes cagadas

Inolvidable la velada vivida por los Legendarios Defensores la noche del sábado. En efecto, la II Cena de Gala Defensora fue todo un éxito al igual que en su día lo fue la primera y como a buen seguro lo serán cuantas celebremos. Y es que los Defensores (y Defensoras) más que un equipo de baloncesto, como todo el mundo puede apreciar, son una colectividad excepcional que manifiesta su positiva actitud vital allí donde va. Lamentablemente, a pesar de haber mantenido en secreto el lugar de reunión, nuestros acérrimos enemigos lograron quebrar estas medidas de seguridad y hacer acto de presencia en la cena a través de un despiadado sabotaje. Pero no adelantemos acontecimientos.

La cita previa sirvió para deleitarnos en nuestros méritos, a falta de mejores fans, los propios Defensores glosaron en torno a unas cervezas sus impresionantes cualidades deportivas y humanas. Una vez en el mesón las viandas se deslizaron con presteza sobre nuestros platos mientras la verborrea Defensora seguía proclamando a voz en grito las cualidades que les adornan. Después de varias horas de deglución de entremeses, cogollos, revueltos y otras lindezas y tras decantarse cada uno por lo que más le gusta, carne o pescado sin que esto fuera motivo de discriminación, llegó el momento álgido de la celebración. Una nueva y sorpresiva entrega de despachos por parte de la dirección que no hizo sino reconocer los méritos de estos jugadores. Uno por uno, los Defensores galardonados pudieron recoger su obsequio que en esta ocasión constaba de un marcapáginas personalizado conmemorativo de la vigésima (que reproducimos a continuación) y que junto a una imagen customizada de cada Defensor y las campañas en las que había participado oficializaba su nombramiento como "Procer Vigesimun". El reverso incluía una reproducción del muro del honor presidida por el sagrado escudo que defendemos. Para el que todavía esté dándole vueltas sin saber qué hacer con él, su funcionamiento es muy sencillo: debéis colocarlo en la misma página donde queréis retomar la lectura de un libro cuando por el motivo que sea tenéis que interrumpir su lectura. El otro obsequio que también se reproduce más abajo, muestra un mural bajo el título "Estilo Defensor", donde el camarada Furillo con su habitual soltura cómica, desgrana todos y cada uno de los movimientos baloncestísticos que han hecho de los Defensores cualquier cosa menos jugadores de baloncesto. La entrada Goliat, el Nureyev Shot, la Furillada, la Entrada Dux, el Potro Desbocado, el Doble Control, el Tiro de la Muerte, el Pase Amagado, el Bote Loco, el Tiro con Giro de X grados, la Bomba Buencha... son ya clásicos en las canchas que todos nuestros oponentes se esfuerzan por imitar o por neutralizar con resultados similares. Tal vez, mejor dicho, con toda seguridad, el nuestro no sea un método de juego ortodoxo pero el aparecer en una colección de cromos de esta enjundia está al alcance de unos pocos entre los cuales los Defensores no sólo están incluidos sino que brillan con luz propia. Estad seguros y orgullosos de que estáis hollando un camino nuevo, virgen, inhóspito a veces pero que acabará por colocaros en el parnaso más elevado. La dirección a través de estos merecidos obsequios os da las gracias por vuestra incondicional entrega a la causa.
Tras la entrega de despachos que los Caballeros Defensores recogieron emocionados en medio de un clima de respetuoso comedimiento y tras abandonar la fonda, una ronda cervecera nos mantuvo activos unas horas más hasta que llegado el momento, nuestros jugadores más jóvenes, Álvarez y Miguel Ángel quedaron aferrados a su bebida en un bar cualquiera como testigos de la reunión Defensora que había tenido lugar. El cónclave había terminado y como Capitán debo deciros que fue un honor compatir estos momentos de dicha con todos vosotros, Defensores y Defensoras.

El amanecer nos trajo las malas noticias. Con un mensaje al móvil los camaradas Álvarez y José Ignacio nos comunicaban que causaban baja en el encuentro que se iba a celebrar al filo del medio día en tierras valdeferrensis. Su compostura y humildad habitual les impidieron ser más concretos al definir el motivo de su baja pero el parte médico fue desolador: "Proceso diarreico agudo con emisión repetida de heces semilíquidas acompañadas de fluidos pseudoviscosos de apariencia biliar y en ocasiones de grumos gelatinosos de hediondez contrastada, todo ello en un marco de desgana generalizada que le incapacita para la práctica deportiva y hace su concurso en el partido de todo punto imposible". El parte del fontanero no era más positivo: "Atasco en la bajante principal con motivo del acúmulo desproporcionado de masa fecal junto a detritus de origen incierto en estado de semidigestión. Debido a la acidez del compuesto recomendamos la sustitución inmediata de los sifones de la comunidad y la explusión del vecino causante de la avería". Como si su propia condición no fuese motivo suficiente de incapacidad, nuestros compañeros quedaban anulados por una inoportuna gastroenteritis. Investigaciones posteriores nos llevaron a centrar las sospechas en la pimienta que coronaba nuestros entrecotes en forma de traicionera salsa y que consumimos con alegría. Poco podíamos sospechar que nuestro lugar de reunión había sido descubierto y la salsa envenedada por nuestro archienemigo con un producto de su invención: la caipimienta.

A pesar de todo, con las ausencias ya esperadas y las nuevas nos presentamos en el feudo de nuestros amigos valdeferrinos para darlo todo. Émpezamos por darlo en los impolutos baños del pabellón puesto que tanto Jose como Pakhicius presentaban también síntomas de intoxicación aunque más leves. Una vez comenzado, todo el partido transcurrió en una enconada lucha por demostrar quién era el peor, y los Defensores una vez más, salieron victoriosos en esa pugna. Los Defensores rayaron a un nivel desastroso, lo cual en sí mismo no es ninguna novedad pero en este caso la miasma hedionda provocada por la caipimienta descomponía nuestro juego haciendo que evacuáramos fétidas canastas inhabituales en un equipo de nuestra prestancia. El resumen del partido debo hacerlo escueto a la fuerza puesto que el acta, como todo en aquella mañana fue un subproducto lamentable donde no puede leerse nada. 11 a 15 fue el resultado del primer cuarto, 14 a 7 el segundo lo que hacía un marcador de 25 a 22 al descanso. 6 a 10 en la reanudación y finalmente un 14 a 12 que instauraba el 45 a 44 final.

Con la infecta masa de pringue acumulada en nuestro organismo nos dispusimos a entregarnos a otra acción heroica pero la presencia de dicho compuesto embriagó nuestro juego haciéndolo espeso y maloliente. En un toma y daca de locura el partido se concentró en los últimos cinco minutos donde desperdiciamos una ventaja de cinco puntos que nos dejaba con un empate mediado el último minuto. Un triple del rival les daba una ventaja que parecía definitiva pero un estratosférico triple de Miguel Ángel devolvía el empate al electrónico. Quedaban dieciocho segundos y el balón estaba en posesión del contrario que agotando la posesión consiguió sacarnos una falta a cinco segundos del final. A pesar de que sólo uno de los tiros entró fue suficiente para inclinar la balanza de su lado, puesto que los cinco segundos restantes no nos permitieron lograr la que hubiera sido la canasta de la victoria.

Camaradas, hemos comprobado que la gloria tiene parada en el baño. Pero esto es sólo un bache en el camino, no os quepa ninguna duda de que de estos castañazos fétidos florecerán laureles que coronorán nuestras sudorosas frentes. Aquellas emanaciones corruptas traerán aromas de victoria cuando el marrón se transforme en el aureo brillo que adorna nuestros uniformes, ahora salpicados de vil excremento pero que pronto volverán a retomar sus naturales efluvios de viril hormona. Cuando un Defensor deba sentarse en la coprófaga loza habrá otro que ocupe su lugar, ya limpio, con escocimientos y rojeces, pero con las mismas ganas de siempre de entregar por la causa Defensora hasta la última gota de su hez, de su mugre, de su ser Defensor.
Ravus et flava vincit marronae detritum, ¡DEFENSORES!

martes, 18 de enero de 2011

II Cena de Gala Defensora

Muchachos, ha llegado el día de hacer un alto en las hostilidades de la Social y holgarnos con una merecida celebración gastronómica que nos resarza de tantos momentos de desgaste físico. Esta segunda Cena de Gala Defensora se celebrará en un lugar que como comprenderéis y por razones de seguridad no se ha hecho público pero que todos conocéis ya. La jerarquía Defensora podrá así solazarse en compañía de sus camaradas y establecer nuevas estrategias para la actual campaña. No obstante será una distracción breve pues al día siguiente nos espera una nueva cita, esta vez con los amigos de Valdefierro, que nos estarán esperando en sus dominios al filo de las doce treinta.
¡Rompan filas!

lunes, 17 de enero de 2011

La batalla de las BasketMÉPidas: Defensores 48 - MEP Basket 45

Hay momentos en los que la narración de un hecho excede con mucho al hecho en sí y linda con el terreno de lo epopéyico. Hechos que de haber sucedido hace siglos se contarían a las generaciones venideras con la reverencia propia de quien sabe que lo que cuentan, aún habiendo sido protagonizado por simples mortales, entra dentro de la categoría de la leyenda. Lo narrado a continuación es uno de esos mitos que sólo adquieren la relevancia que les es propia con el transcurso de las eras porque su magnitud es tal que requieren de esa distancia para ser contempladas en toda su extensión. Lo que voy a relatar a continuación son los hechos verídicos que acontecieron el día dieciséis de enero del año dos mil y once tal y como los viví. Porque amigos, todos los que allí estuvimos nos investimos con la prez gloriosa que da el sacrificio sin límites y el triunfo conquistado por la sangrienta y dificultosa senda del esfuerzo. Y cuando digo todos incluyo también a nuestros contrincantes, porque una victoria de este calibre sólo se consigue con la derrota de enemigos poderosos a los que justo es dar la enhorabuena. Esta no es una historia de buenos y malos, sino de pundonor y entrega, de valor y sacrificio por unos colores que invade con su pátina gloriosa a todos sus protagonistas.

Nos levantamos justo antes del alba, recogimos nuestros uniformes impolutos y hechas nuestras abluciones nos dirijimos cada uno por sus medios al campo de batalla. Éramos pocos, casi la mínima expresión de un equipo de baloncesto, pero en nuestros corazones anidaba la firme determinación de los grandes hombres. Cuando alcancé los acampos de Tenerías en los que tantas veces habíamos visto reverdecer las doradas espigas de trigo, encontré a los valientes que habían sido llamados ese día a defender nuestras tierras. Contábamos muchas bajas, todos los flancos carecían de recambios y algunos puestos como el pívot, incluso de su jugador titular tras la ausencia gripal de nuestro "Camión de la basura". Por si esto fuera poco, Miguel Ángel se presentaba al partido sin su habitual ronda nocturna previa lo que hacía dudar seriamente de sus capacidades, y Jorge presentaba una grave afectación en uno de sus ojos (el de ver) que le impedía afinar la puntería de su catapulta. Enfrente el que tal vez sea el equipo más alto del grupo.

Todo empezó mal, la aplastante superioridad bajo los aros del equipo rival les hizo coger una rápida ventaja de siete puntos en los primeros cuatro minutos. Nosotros al igual que otras cosas, meneábamos bien el balón pero sin encontrar situaciones claras de tiro, lo que provocó que pasáramos cinco minutos sin anotar. Cuando lo hicimos sumamos de tres en tres con un dos más uno de Peplowski y un triple de un sereno Miguel Ángel. El posterior intercambio de canastas dejó el parcial en 12 a 14 lo que permitía recuperarnos del noqueo inicial. En la reanudación las diferencias se mantuvieron hasta mediado el segundo cuarto en el que tras una canasta de Peplowski y un triple de Pakhicius recuperamos la iniciativa con un diecinueve a dieciséis. Pero duró poco pues de nuevo su contundencia bajo los aros permitió a MEP conseguir un parcial de cinco a cero que ponía el marcador diecinueve a veintiuno. Llegados así al minuto ocho entramos en los minutos de la ira. Un triple de Catapultae nos daba una ventaja de un punto, en la siguiente acción un contrataque que culmina con canasta y adicional del propio Dux hace que la ventaja aumente a los cuatro puntos y en la siguiente se produjo la que tal vez sea la jugada de la liga esta jornada. El balón acaba en poder de Pakhicius que ante la oposición de un rival lanza desde la línea de triple. El balón describe una eficaz parábola que lo mantiene alejado de las manos del jugador que no puede evitar, por la inercia del salto, impactar con el hercúleo cuerpo del capitán. El balón acaba su recorrido dentro de la canasta rival consiguiendo además la falta personal. Por las inextricables reglas que dominan este deporte me vi plantado en la linea de tiros libres y por el azar de las parábolas y leyes deportivas, encumbrado al altar de los grandes jugadores que en este deporte han sido, con la posibilidad de conseguir una jugada de cinco puntos. El primer tiro libre entró. Y justo antes de lanzar el tiro libre que nos daría entrada al parnaso baloncestístico pensé que debía fallarlo. Sí amigos, podíamos haber sido el primer equipo de la Social y tal vez de la ACB en conseguir esta proeza, pero entenderéis mi decisión cuando os diga que así demostraríamos que el nuestro, cuando llegue, será un reinado tranquilo, sin estridencias, porque no hemos venido para destronar a nadie sino para convivir con todos. Cuando el día de la gloria sea llegado los Defensores tomarán justa posesión de su trono sin estridencias y todos les aclamarán como sus honestos líderes. Así pues, y tras el fallo, los Defensores se convierten en un equipo capaz no ya de igualar los registros de otros grandes predecesores, sino de aumentarlos si su modestia no se lo impidiese. Al final, el intermedio dejaba un marcador favorable de 29 a 23. No volveríamos a ir por detrás en el electrónico.

En el tercer cuarto las cosas se mantuvieron más o menos igual. En el minuto siete un parcial de seis a cero hizo acercarse a MEP en el marcador hasta los dos puntos que rápidamente fueron compensados para volver a los seis de ventaja en el minuto nueve y para acabar el cuarto con un 38 a 33. En los dos últimos minutos Furillo comete su quinta falta y es obligado a retirarse, pero cuando un Defensor cumple su quinta falta no se va a la calle, no lame sus heridas y olvida a sus compañeros sino que se transmuta en afición, quintaesencia del espíritu de este equipo y con a su hálito empuja a sus compañeros a las más altas gestas. Gracias a su apoyo desde el banquillo, la reanudación nos permite llegar a la máxima diferencia con un inspirado Miguel Ángel que transforma los dos tiros libres de una técnica pitada al equipo rival y una canasta. Con esos nueve puntos de diferencia las cosas parecían discurrir favorablemente, pero una nueva reacción rival les acerca hasta los cinco puntos cuarenta y dos a treinta y siete. Nueva canasta de Miguel Ángel y dos tiros libres anotados por Peplowski y dos canastas de MEP nos dejan en el minuto siete con un apretado cuarenta y seis a cuarenta y uno. En el minuto nueve el colegiado pita una inexistente falta del capitán que acusado de una falta que no había cometido sigue jugando igual y cometiendo una nueva personal que lo manda al banquillo en la siguiente jugada. El drama parecía cernirse sobre los Defensores, tanto Furillo como Pakhicius, integrantes de una de las mejores y más insignes sagas familiares a las que tanto debe este deporte, acababan sentados en el banquillo por una serie de contubernios federativos. Resignado, el capitán se dirigía al banco sabedor de que tal vez nunca volvería a ver a sus camaradas. Resignado pero no preocupado porque a pesar de que sobre el campo quedaban únicamente cuatro valientes sin posibilidad de ayuda, sabía que les había entregado todo lo necesario para resistir. Al igual que Palafox debió hacer en su día, también Pakhicius se vio obligado a abandonar a su pesar el campo de batalla. Pero los que allí quedaban no eran hombres corrientes, la bandera grisigualda aún ondeaba hecha jirones sobre el pabellón Defensor como la prueba inequívoca de que la rendición no era posible, de que la conquista de la plaza sólo podría hacerse al más alto coste, de que nadie abandonaría su puesto en la trinchera mientras le quedase un último aliento para gritar que los Defensores no se rinden. Y así fue. Los rivales recortaban su distancia a los cuatro puntos primero, a los tres después, llegando a ponerse un punto por debajo cuanto quedaba un minuto. Pero unas acertadas decisiones nos permiten anotar de uno en uno. Pepe y Jorge fueron los encargados de anotar dos de los cuatro tiros libres que lanzaron para zanjar el partido con el definitivo 48 a 45. Los cuatro Defensores, como en la parábola de los talentos, habían recibido uno y devolvían tres. Cuando todos pensaban en una derrota honrosa ellos mantuvieron la fe en la victoria e intentaron el plus ultra. Se convirtieron en santo y seña del ideario Defensor porque esa fe y esa victoria nos reafirma a todos en la bondad de la senda que un día decidimos andar. Un camino no exento de zarzas y setas venenosas pero donde también hay jugosos fresones que llevarse a la boca como mieles que anticipan la hidromiel de la gloria.

Todo había acabado y los Defensores, tras el preceptivo saludo al rival se entregaron a la celebración de su victoria, primero en las duchas donde se agotó el jabón de mano, y luego en Casa Aparicio donde temblaron salmueras y bolitas de bacalao. Con esta deglución acababa una de las mayores gestas que los Gloriosos Defensores o equipo alguno haya llevado a cabo. Una victoria en la que la fe se impuso a la pragmática realidad. Nunca tan pocos hicieron tanto, pero es que nunca esos pocos eran...

¡DEFENSORES!

martes, 11 de enero de 2011

R.I.P. Juanito "Defensor" Navarro

Muchachos, lamento comenzar el año con tristes noticias. Como todos sabéis, el gran Juanito Navarro ha fallecido. Un actorazo como la copa de un pino que viene a ser al cine lo que los Defensores al baloncesto, grandes profesionales que hacen bien su trabajo sin olvidar otros compromisos. Dedicándose al séptimo arte descubrió su faceta histórica con películas como "Cristóbal Colón, de oficio descubridor" o "Donde Almanzor perdió el tambor", también profundizó en la parte social con títulos como "Qué gozada de divorcio" o "El hijo del cura" e incluso tocó la política con filmes tan conocidos como "Los autonómicos" o "Todos al suelo", sin olvidar el simple entretenimiento con "Los caraduros" o "Esto sí se hace". En definitiva una gran pérdida que no debe afectarnos en nuestro próximo partido sino antes bien servirnos de acicate para honrar la memoria del nuevo Defensor honorario.
Descanse en paz.