"Giman los clarines y las fanfarrias, agrúpese el pueblo en torno a los héroes y recíbalos con lecho de rosas. Viértase la hidromiel en los cuencos que sacien sus desbastadas gargantas extenuadas por el esfuerzo pero ahítas de laurel. Ábranse las puertas de la ciudad y vitoréese a los insignes próceres pues vuelven victoriosos sus hijos de tierras de Muens-ala-rifaar (Alá saluda al Defensor)". Extracto del “Cantar de la Defensa” Anónimo del siglo XI.
He pensado muchos adjetivos para calificar nuestra victoria del sábado y no he podido decidirme por ninguno. “Simplemente” el trabajo y la concentración, no cometer errores y el tradicional pundonor y compromiso defensor sirven para explicar una victoria que como siempre es el mejor premio que podemos recibir y entregar a nuestra querida y persistente afición.
Fieles a nuestra tradición lúdica y conscientes de enfrentarnos en nuestro primer partido al campeón del grupo en teoría más fuerte del año pasado, éramos conscientes de dos cosas: de que la victoria era muy complicada y de que no íbamos a renunciar a nada. Ambas cosas se cumplieron.
En oleadas fuimos acudiendo todos al pabellón de San Juan con tan sólo las bajas de Camilo y Miguel Angel. A diferencia de otras veces estuvimos todos con bastante tiempo de antelación, lo que nos permitió pelotear un rato y hacernos con las canastas y el pabellón, yo incluso llegué a cansarme, supongo que es lo que se dice calentar, algo que no hacíamos nunca. Comenzamos el partido como siempre muy concentrados y llevando la iniciativa en el marcador que no obstante acabó en tablas al final del cuarto 9 a 9. En la reanudación una ligera pájara defensora hizo que ellos se fueran en el marcador que señalaba un 14 a 9 en contra en el minuto cinco. Basaban el juego en su hombre alto que a pesar de no conseguir muchas canastas abría huecos en nuestra zona, así que inteligentemente frenamos su suministro de balones y ellos entraron en una ofuscación en ataque que aprovechamos para acercarnos hasta un 15 – 12 cuando quedaban dos minutos para acabar la primera parte. Fue entonces cuando se produjo uno de los momentos clave del partido, Furillo cogió el balón en una esquina y elevándolo desde sus ingles, dotándolo de una imprimación de testosterona grisigualda, lo lanzó desde la línea de triple como el que lanza un chicle usado a una papelera, con total desprecio por las normas que rigen este deporte que hablan de la técnica, del giro de la muñeca, del impulso de los brazos, pasándose todo eso por la Puerta del Carmen puesto que aquella pelota era impulsada por el espíritu defensor. El balón, como digo, describiendo una interminable parábola excéntrica golpeó contra el aro y contra todo lo que podía haberle molestado en su camino para acabar hoyando la canasta rival. El sajón furillesco acabó por calentar la sangre defensora y terminó por meternos en el partido. Cuatro canastas más incluído un artero robo de balón de Pakhicius bajo la canasta rival del que ni siquiera sus compañeros en la cancha parecieron darse cuenta nos colocaba 15 a 23 cuando quedaban a penas treinta segundos. Lamentablemente una falta sobre un tiro de tres y una pérdida de balón hizo que la diferencia se acortase a 18 – 23 al final de la primera parte dejándonos un sabor agridulce. En la reanudación, ante el bloqueo de su hombre alto apareció otro hombre exterior para suplirle y consiguiendo doce puntos él sólo en ese tercer cuarto permitió a Grupo Uno mantenerse en el partido y llegar con un empate a 34 en el marcador al último tiempo. De nuevo una gran concentración defensora mantuvo las espadas en alto 38 a 39 en el minuto cinco. Y en ese instante fue cuando se produjo el segundo advenimiento de la tarde. Jorge, al que hasta entonces le había costado entrar en el partido cogió su fusil y consiguió su primer triple de la temporada seguido de una canasta que puso las cosas 38 – 44 a nuestro favor sin que nuestro rival reaccionara con garantías. Gracias a la acción de Catapultae Dux, al igual que hiciera Furillo en la primera parte, todos nos vinimos arriba y dando un puñetazo en la mesa elevamos la intensidad del partido. El rival planteó una presión a todo el campo pero la muñeca esta vez de Ricardo, cuyos dedos acariciaron delicadamente el balón como si de su instrumento se tratase (el musical, el de tocar, digo) apareció para anotar los dos tiros libres tras una falta (nuestra gran laguna en este encuentro donde llegamos a fallar hasta veinte tiros), después otra falta sobre Pakhicius que consiguió anotar el primero y gracias a la fantástica brega de José Ignacio, inconmensurable todo el partido, también la canasta tras fallar el segundo lanzamiento, luego vendría un tiro libre anotado por Peplowski que dejaba el marcador 39 – 50 para el bando defensor en el minuto ocho. En el intercambio de golpes posterior cinco puntos para cada equipo que supondrían el 44 – 55 final.
Las sensaciones no pudieron ser mejores, se nota que llevamos mes y medio entrenando y que estamos muy mentalizados, que nos hemos aprendido algunas reglas de este deporte, también los sufrimientos de otros años que nos han dotado de un carácter espartano. La vuelta de el Chavi nos consolida bajo los aros y libera a Peplowski en su faceta de cuatro (ambos muy trabajadores), en la dirección de juego la rapidez de Jose y la calma de Ricardo se complementan a la perfección, Alvaro a pesar de que necesita más rodaje puede ser un recambio que oxigene el cinco en pista y el trabajo en los entrenos de Camilo y Miguel Angel hace presagiar sus buenas actuaciones en próximos partidos. En definitiva, que tal vez no consigamos grandes victorias pero que los días de las palizas han acabado, los Defensores, émulos de sus paisanos decimonónicos, podrán perder pero garantizan la lucha hasta el final.
Como siempre agradecer a la mayor y mejor afición de la Liga su presencia en el pabellón Monzarrifarino, esperemos haber cumplido con sus expectativas. Como capitán agradeceros vuestro sacrificio, todos y cada uno de los que acudimos al partido se inmoló a favor de la causa común con un compromiso encomiable y los que no fueron estoy convencido de que pasaron la tarde pegados al transistor y disfrutando de una victoria que también les pertenece. Y por último felicitar al rival, Grupo Uno que jugaron limpiamente y entregaron las llaves de la ciudad con honor y deportividad, nada puede reprochárseles, tienen nuestra palabra de que podrán volver con sus familias sanos y salvos para poder encontrarnos de nuevo en otras lides.
¡Salve Defensores!
Ravus et Flava
He pensado muchos adjetivos para calificar nuestra victoria del sábado y no he podido decidirme por ninguno. “Simplemente” el trabajo y la concentración, no cometer errores y el tradicional pundonor y compromiso defensor sirven para explicar una victoria que como siempre es el mejor premio que podemos recibir y entregar a nuestra querida y persistente afición.
Fieles a nuestra tradición lúdica y conscientes de enfrentarnos en nuestro primer partido al campeón del grupo en teoría más fuerte del año pasado, éramos conscientes de dos cosas: de que la victoria era muy complicada y de que no íbamos a renunciar a nada. Ambas cosas se cumplieron.
En oleadas fuimos acudiendo todos al pabellón de San Juan con tan sólo las bajas de Camilo y Miguel Angel. A diferencia de otras veces estuvimos todos con bastante tiempo de antelación, lo que nos permitió pelotear un rato y hacernos con las canastas y el pabellón, yo incluso llegué a cansarme, supongo que es lo que se dice calentar, algo que no hacíamos nunca. Comenzamos el partido como siempre muy concentrados y llevando la iniciativa en el marcador que no obstante acabó en tablas al final del cuarto 9 a 9. En la reanudación una ligera pájara defensora hizo que ellos se fueran en el marcador que señalaba un 14 a 9 en contra en el minuto cinco. Basaban el juego en su hombre alto que a pesar de no conseguir muchas canastas abría huecos en nuestra zona, así que inteligentemente frenamos su suministro de balones y ellos entraron en una ofuscación en ataque que aprovechamos para acercarnos hasta un 15 – 12 cuando quedaban dos minutos para acabar la primera parte. Fue entonces cuando se produjo uno de los momentos clave del partido, Furillo cogió el balón en una esquina y elevándolo desde sus ingles, dotándolo de una imprimación de testosterona grisigualda, lo lanzó desde la línea de triple como el que lanza un chicle usado a una papelera, con total desprecio por las normas que rigen este deporte que hablan de la técnica, del giro de la muñeca, del impulso de los brazos, pasándose todo eso por la Puerta del Carmen puesto que aquella pelota era impulsada por el espíritu defensor. El balón, como digo, describiendo una interminable parábola excéntrica golpeó contra el aro y contra todo lo que podía haberle molestado en su camino para acabar hoyando la canasta rival. El sajón furillesco acabó por calentar la sangre defensora y terminó por meternos en el partido. Cuatro canastas más incluído un artero robo de balón de Pakhicius bajo la canasta rival del que ni siquiera sus compañeros en la cancha parecieron darse cuenta nos colocaba 15 a 23 cuando quedaban a penas treinta segundos. Lamentablemente una falta sobre un tiro de tres y una pérdida de balón hizo que la diferencia se acortase a 18 – 23 al final de la primera parte dejándonos un sabor agridulce. En la reanudación, ante el bloqueo de su hombre alto apareció otro hombre exterior para suplirle y consiguiendo doce puntos él sólo en ese tercer cuarto permitió a Grupo Uno mantenerse en el partido y llegar con un empate a 34 en el marcador al último tiempo. De nuevo una gran concentración defensora mantuvo las espadas en alto 38 a 39 en el minuto cinco. Y en ese instante fue cuando se produjo el segundo advenimiento de la tarde. Jorge, al que hasta entonces le había costado entrar en el partido cogió su fusil y consiguió su primer triple de la temporada seguido de una canasta que puso las cosas 38 – 44 a nuestro favor sin que nuestro rival reaccionara con garantías. Gracias a la acción de Catapultae Dux, al igual que hiciera Furillo en la primera parte, todos nos vinimos arriba y dando un puñetazo en la mesa elevamos la intensidad del partido. El rival planteó una presión a todo el campo pero la muñeca esta vez de Ricardo, cuyos dedos acariciaron delicadamente el balón como si de su instrumento se tratase (el musical, el de tocar, digo) apareció para anotar los dos tiros libres tras una falta (nuestra gran laguna en este encuentro donde llegamos a fallar hasta veinte tiros), después otra falta sobre Pakhicius que consiguió anotar el primero y gracias a la fantástica brega de José Ignacio, inconmensurable todo el partido, también la canasta tras fallar el segundo lanzamiento, luego vendría un tiro libre anotado por Peplowski que dejaba el marcador 39 – 50 para el bando defensor en el minuto ocho. En el intercambio de golpes posterior cinco puntos para cada equipo que supondrían el 44 – 55 final.
Las sensaciones no pudieron ser mejores, se nota que llevamos mes y medio entrenando y que estamos muy mentalizados, que nos hemos aprendido algunas reglas de este deporte, también los sufrimientos de otros años que nos han dotado de un carácter espartano. La vuelta de el Chavi nos consolida bajo los aros y libera a Peplowski en su faceta de cuatro (ambos muy trabajadores), en la dirección de juego la rapidez de Jose y la calma de Ricardo se complementan a la perfección, Alvaro a pesar de que necesita más rodaje puede ser un recambio que oxigene el cinco en pista y el trabajo en los entrenos de Camilo y Miguel Angel hace presagiar sus buenas actuaciones en próximos partidos. En definitiva, que tal vez no consigamos grandes victorias pero que los días de las palizas han acabado, los Defensores, émulos de sus paisanos decimonónicos, podrán perder pero garantizan la lucha hasta el final.
Como siempre agradecer a la mayor y mejor afición de la Liga su presencia en el pabellón Monzarrifarino, esperemos haber cumplido con sus expectativas. Como capitán agradeceros vuestro sacrificio, todos y cada uno de los que acudimos al partido se inmoló a favor de la causa común con un compromiso encomiable y los que no fueron estoy convencido de que pasaron la tarde pegados al transistor y disfrutando de una victoria que también les pertenece. Y por último felicitar al rival, Grupo Uno que jugaron limpiamente y entregaron las llaves de la ciudad con honor y deportividad, nada puede reprochárseles, tienen nuestra palabra de que podrán volver con sus familias sanos y salvos para poder encontrarnos de nuevo en otras lides.
¡Salve Defensores!
Ravus et Flava
P.D. Parece que este año algunos equipos han abrazado la idea de la literatura deportiva creando blogs que glosen sus hazañas, como he visto que ellos incluyen nuestro blog en sus enlaces incluyo en los nuestros los suyos para que podamos seguirlos y si es menester comentarlos. Saludos a nuestros compañeros de canchas. Lliteraturam in cesta balorum nobilisimo arte est.
