viernes, 31 de julio de 2009

Punto y seguido

El fin de la temporada marca el momento de hacer análisis precisamente sobre un grupo humano que es capaz de resistir cualquier análisis. Desde luego la euforia y un sentimiento de éxito están plenamente justificados a la hora de hacer balance de una temporada que ha supuesto la consagración en la élite de los Defensores, un equipo que ha crecido en número y en calidad a la vez que lo hacían sus integrantes.
La Liga comenzó de una forma extraña, al primer partido perdido de paliza ante los Paharos que hacía presagiar más de lo mismo que durante la Copa 2008 le siguió la primera victoria defensora ante A Kuxara con un triple sobre la bocina que puso a todo el pabellón en pie. Los Defensores se convertían en una incógnita de difícil solución, por un lado un equipo todavía sin consolidar y sin juego interior, por otro un equipo luchador capaz de manejar sus armas con inteligencia y optar con desparpajo a la victoria, y siempre con una carencia crónica de efectivos. Luego, la gran travesía por el desierto con dieciocho partidos sin conocer la victoria. En la Larga Marcha muchas fueron las vicisitudes: nuevas palizas, lesiones de compañeros de mayor o menor grado, la victoría técnica frente a Os Capinos por dos a cero, la derrota frente a un mermado equipo de la Turma que escoció mucho, también frente a la Triple X en un partido para olvidar… pero también hubo destellos de gloria como la prórroga forzada ante Mediana un equipo que por entonces iba en tercera posición de la tabla o la que estuvo a punto de ser la gran campanada de la liga y que nos llevó a perder únicamente de cuatro ante los líderes indiscutibles. En definitiva hasta siete partidos perdidos de seis puntos o menos. A pesar de contar con limitados efectivos los Defensores daban muestras palpables de mejoría, una mejoría que se concretó en el tramo final de la liga con victorias frente a Mep Basket y ante Triple X lo que supuso la revancha del partido de ida y uno de los mejores momentos defensores. Unas victorias que nos dejaban a tan sólo once victorias de los play-offs.
Luego vino la Copa con la incorporación de un nuevo defensor, Miguel Angel y la total recuperación de José Ignacio, el resultado, un equipo rodado, más equilibrado y bien compenetrado que ha encadenado la mayor racha victoriosa de los Defensores en toda su historia, tres partidos sin conocer la derrota. Esta Copa 2009 ha supuesto la mejor clasificación en este torneo de nuestro equipo al que tan sólo el tropiezo de la primera jornada con una abultada derrota apartó de una clasificación segura por el basketaverage sólo cuarenta puntos tuvieron la culpa.
Las conclusiones de estos veintisiete partidos (con seis victorias y una incomparecencia) no pueden ser más positivas, los Defensores son ahora un equipo compensado donde cada uno desde el primero al último, si es que esos términos pueden usarse con este aguerrido grupo, han encontrado su puesto y saben mantenerse en él hasta las últimas consecuencias. Y es que dos son los pilares en que los Defensores se apoyan con firmeza, por un lado el compromiso de sus hombres que llega más allá de lo humanamente soportable como lo atestiguan no sólo sus gloriosos caídos con cuya sangre abonamos nuestras conquistas sino el ejemplo que nos dan las nuevas incorporaciones como la de Miguel Angel, demostrando que el espíritu defensor impregna de una forma indeleble el corazón de quien está preparado para defenderlo. La otra columna del equipo es sin ningún género de dudas una afición ejemplar, masiva y fiel que nos acompaña allí donde vamos siendo paradigma del amor a unos colores. Con ellos todo es posible, sin ellos todo es incierto.
Pero el fin de un ciclo no es sino el comienzo de otro, en nuestro caso brillantemente iluminado por la esperanza del éxito que nos espera en nuestra próxima participación liguera. Con sólo una incorporación por cerrar, el equipo está ya preparado para dar ese salto de calidad que todos esperamos, los antiguos errores y fracasos son cosa del pasado, estamos listos para saborear los laureles para los que tanto nos preparamos, que tantos sufrimientos nos han costado. El año que viene nuevas gestas aguardan a los Defensores y en particular a nuestro camarada Camilo que en breve se preparará para el momento del supremo sacrificio de entregar un hijo a nuestra causa, sangre nueva que revitalizará la dinastía defensora que haya de durar mil años.
No me queda ya como capitán sino daros las gracias por vuestra entrega, sacrificio y fidelidad a nuestro equipo, a la espera de recoger el testigo de nuevo el año que viene si así lo consideráis oportuno, entrego ahora la nave en el puerto de destino con la satisfacción del deber cumplido, asumiendo con humildad los errores que haya podido cometer y entregándoos a vosotros los éxitos que sólo vuestro esfuerzo nos ha permitido disfrutar. Resistir la terrible responsabilidad de ser la cabeza de este león sólo es posible gracias a la fidelidad de unos hombres cuya entrega honra los colores grisygualdas y a aquél que los capitanea. Nadie ha dado nunca un paso atrás, nadie se ha retirado nunca de la batalla a no ser con los pies por delante, he entregado dedos, gafas, tobillos y dientes a vuestras familias y sólo vi en sus ojos el orgullo de pertenecer a esta gran familia. Sois sin duda los mejores.
Paco, Oscar, Ricardo, Álvaro, Jorge, Jose, Pepe, Miguel Ángel, Iñaki, Camilo, José Ignacio, Jesús, Chavi, Afición… ¡DEFENSORES!