lunes, 5 de septiembre de 2011

El regreso de los indomables Defensores

Respetados, envidiados, atractivos e inteligentes, más destartalados que nunca, con las ideas menos claras pero con la misma bizarra forma de ser, por fín han regresado... ¡los caballeros Defensores!

No hace mucho, cuando despedíamos la temporada más exitosa de la historia de la Defensoridad, os dije que no tadaría en convocaros a una nueva gesta. Ha llegado ese momento. Lo ha precedido un verano intenso, con una campaña de captación de jugadores fiel reflejo de la importancia que este equipo tiene en el baloncesto nacional y aún internacional. El verano que termina tenemos que dar gracias a mucha gente, por ejempo al señor Guon quien me ofreció amablemente una suculenta oferta para ser el coach de un equipo chino y que tuve que declinar, a Camila, quien quiso formar parte de nuestra escuadra desde el otro lado del Atlántico y a campeonas.com revista deportiva que, embriagada por nuestra ágil prosa y savoir faire deportivo nos animó a que colaboráramos en su revista femenina a través de este blog sin caer en la cuenta, o tal vez bien sabedora de ello, de que los Defensores son un equipo masculino, y a pesar de su habilidad para compartir pastillas de jabón en la ducha, de hombres. Agradeciendo también a todos los que han presentado sus candidaturas para jugar con nosotros su ofrecimiento, al final han sido cuatro los refuerzos que van a tener la grave responsabilidad y el inmenso honor de defender nuestros colores. Estos son, por orden de aparición, los nuevos Defensores:

Número uno del draft Eduardo, un auténtico jugón de las canchas y el Jiménez Losantos de los foros baloncestísticos, honesto y fanfarrón dirá lo que piensa aunque te guste, maniquí perfecto en el que lucirían con lustre un trabuco y un cachirulo para desesperación de los gabachos que quisieran abarcarlo.

Número dos David, pívot rápido y efectivo, otro jugador llegado de la Corte para foguearse en las trincheras, viejo conocido de los entrenos era cuestión de tiempo que se integrase en la infantería defensora tras compartir sus pastillas de jabón.

Número tres Armando. Una de las caras nuevas procedente de la leva de captación que hemos llevado a cabo. ¿Cómo no integrar en nuestra escuadra a alguien que emplea para denominarse a sí mismo un gerundio, y más aún si el verbo conjugado para ello es el verbo armar? alguien así no podía escaparse a la disciplina de pluma y espada tan caracterísitica de nuestro equipo si además une a ello una probada solvencia bajo los aros.

Número cuatro, Pablo, el benjamín del grupo que nació cuando yo empezaba a pensar en la retirada. Su juventud no le impide atesorar sólidos conocimientos baloncestísticos que le evitarán el trauma de tener que aprenderlos de nosotros. Base rápido cuyos pulmones recién salidos de West Point insuflarán nuevos bríos a nuestros cuerpos aviagrados.

Y junto a ellos los viejos Defensores, más viejos que nunca pero también más experimentados, con arrugas y dolores pero con las mismas ganas de seguir anclados a una gesta que no admite renuncias. Lamentablemente no estará entre ellos Ricardo, quien por motivos laborales, deberá hacer frente a los gabachos de la crisis en solitario. Él sabe que los Defensores no abandonan nunca a uno de sus hijos y esperarán pacientes el momento de su regreso.
Con todas estas novedades pero con el mismo regusto heroico de todas las temporadas, comienza ésta, la que a buen seguro será la que logremos el ansiado éxito que todavía no sabemos en qué consistirá. Para ello tenemos la primera oportunidad este domingo frente a Queridísimo Altavoz a las 10:45 en nuestra casa, en la tierra abonada con el sacrificio de nuestros egregios próceres, en las Tenerías. Y ahora, daré la orden que un día os prometí y que sé que estabais esperando:

¡AVANCEN DEFENSORES!