lunes, 17 de enero de 2011

La batalla de las BasketMÉPidas: Defensores 48 - MEP Basket 45

Hay momentos en los que la narración de un hecho excede con mucho al hecho en sí y linda con el terreno de lo epopéyico. Hechos que de haber sucedido hace siglos se contarían a las generaciones venideras con la reverencia propia de quien sabe que lo que cuentan, aún habiendo sido protagonizado por simples mortales, entra dentro de la categoría de la leyenda. Lo narrado a continuación es uno de esos mitos que sólo adquieren la relevancia que les es propia con el transcurso de las eras porque su magnitud es tal que requieren de esa distancia para ser contempladas en toda su extensión. Lo que voy a relatar a continuación son los hechos verídicos que acontecieron el día dieciséis de enero del año dos mil y once tal y como los viví. Porque amigos, todos los que allí estuvimos nos investimos con la prez gloriosa que da el sacrificio sin límites y el triunfo conquistado por la sangrienta y dificultosa senda del esfuerzo. Y cuando digo todos incluyo también a nuestros contrincantes, porque una victoria de este calibre sólo se consigue con la derrota de enemigos poderosos a los que justo es dar la enhorabuena. Esta no es una historia de buenos y malos, sino de pundonor y entrega, de valor y sacrificio por unos colores que invade con su pátina gloriosa a todos sus protagonistas.

Nos levantamos justo antes del alba, recogimos nuestros uniformes impolutos y hechas nuestras abluciones nos dirijimos cada uno por sus medios al campo de batalla. Éramos pocos, casi la mínima expresión de un equipo de baloncesto, pero en nuestros corazones anidaba la firme determinación de los grandes hombres. Cuando alcancé los acampos de Tenerías en los que tantas veces habíamos visto reverdecer las doradas espigas de trigo, encontré a los valientes que habían sido llamados ese día a defender nuestras tierras. Contábamos muchas bajas, todos los flancos carecían de recambios y algunos puestos como el pívot, incluso de su jugador titular tras la ausencia gripal de nuestro "Camión de la basura". Por si esto fuera poco, Miguel Ángel se presentaba al partido sin su habitual ronda nocturna previa lo que hacía dudar seriamente de sus capacidades, y Jorge presentaba una grave afectación en uno de sus ojos (el de ver) que le impedía afinar la puntería de su catapulta. Enfrente el que tal vez sea el equipo más alto del grupo.

Todo empezó mal, la aplastante superioridad bajo los aros del equipo rival les hizo coger una rápida ventaja de siete puntos en los primeros cuatro minutos. Nosotros al igual que otras cosas, meneábamos bien el balón pero sin encontrar situaciones claras de tiro, lo que provocó que pasáramos cinco minutos sin anotar. Cuando lo hicimos sumamos de tres en tres con un dos más uno de Peplowski y un triple de un sereno Miguel Ángel. El posterior intercambio de canastas dejó el parcial en 12 a 14 lo que permitía recuperarnos del noqueo inicial. En la reanudación las diferencias se mantuvieron hasta mediado el segundo cuarto en el que tras una canasta de Peplowski y un triple de Pakhicius recuperamos la iniciativa con un diecinueve a dieciséis. Pero duró poco pues de nuevo su contundencia bajo los aros permitió a MEP conseguir un parcial de cinco a cero que ponía el marcador diecinueve a veintiuno. Llegados así al minuto ocho entramos en los minutos de la ira. Un triple de Catapultae nos daba una ventaja de un punto, en la siguiente acción un contrataque que culmina con canasta y adicional del propio Dux hace que la ventaja aumente a los cuatro puntos y en la siguiente se produjo la que tal vez sea la jugada de la liga esta jornada. El balón acaba en poder de Pakhicius que ante la oposición de un rival lanza desde la línea de triple. El balón describe una eficaz parábola que lo mantiene alejado de las manos del jugador que no puede evitar, por la inercia del salto, impactar con el hercúleo cuerpo del capitán. El balón acaba su recorrido dentro de la canasta rival consiguiendo además la falta personal. Por las inextricables reglas que dominan este deporte me vi plantado en la linea de tiros libres y por el azar de las parábolas y leyes deportivas, encumbrado al altar de los grandes jugadores que en este deporte han sido, con la posibilidad de conseguir una jugada de cinco puntos. El primer tiro libre entró. Y justo antes de lanzar el tiro libre que nos daría entrada al parnaso baloncestístico pensé que debía fallarlo. Sí amigos, podíamos haber sido el primer equipo de la Social y tal vez de la ACB en conseguir esta proeza, pero entenderéis mi decisión cuando os diga que así demostraríamos que el nuestro, cuando llegue, será un reinado tranquilo, sin estridencias, porque no hemos venido para destronar a nadie sino para convivir con todos. Cuando el día de la gloria sea llegado los Defensores tomarán justa posesión de su trono sin estridencias y todos les aclamarán como sus honestos líderes. Así pues, y tras el fallo, los Defensores se convierten en un equipo capaz no ya de igualar los registros de otros grandes predecesores, sino de aumentarlos si su modestia no se lo impidiese. Al final, el intermedio dejaba un marcador favorable de 29 a 23. No volveríamos a ir por detrás en el electrónico.

En el tercer cuarto las cosas se mantuvieron más o menos igual. En el minuto siete un parcial de seis a cero hizo acercarse a MEP en el marcador hasta los dos puntos que rápidamente fueron compensados para volver a los seis de ventaja en el minuto nueve y para acabar el cuarto con un 38 a 33. En los dos últimos minutos Furillo comete su quinta falta y es obligado a retirarse, pero cuando un Defensor cumple su quinta falta no se va a la calle, no lame sus heridas y olvida a sus compañeros sino que se transmuta en afición, quintaesencia del espíritu de este equipo y con a su hálito empuja a sus compañeros a las más altas gestas. Gracias a su apoyo desde el banquillo, la reanudación nos permite llegar a la máxima diferencia con un inspirado Miguel Ángel que transforma los dos tiros libres de una técnica pitada al equipo rival y una canasta. Con esos nueve puntos de diferencia las cosas parecían discurrir favorablemente, pero una nueva reacción rival les acerca hasta los cinco puntos cuarenta y dos a treinta y siete. Nueva canasta de Miguel Ángel y dos tiros libres anotados por Peplowski y dos canastas de MEP nos dejan en el minuto siete con un apretado cuarenta y seis a cuarenta y uno. En el minuto nueve el colegiado pita una inexistente falta del capitán que acusado de una falta que no había cometido sigue jugando igual y cometiendo una nueva personal que lo manda al banquillo en la siguiente jugada. El drama parecía cernirse sobre los Defensores, tanto Furillo como Pakhicius, integrantes de una de las mejores y más insignes sagas familiares a las que tanto debe este deporte, acababan sentados en el banquillo por una serie de contubernios federativos. Resignado, el capitán se dirigía al banco sabedor de que tal vez nunca volvería a ver a sus camaradas. Resignado pero no preocupado porque a pesar de que sobre el campo quedaban únicamente cuatro valientes sin posibilidad de ayuda, sabía que les había entregado todo lo necesario para resistir. Al igual que Palafox debió hacer en su día, también Pakhicius se vio obligado a abandonar a su pesar el campo de batalla. Pero los que allí quedaban no eran hombres corrientes, la bandera grisigualda aún ondeaba hecha jirones sobre el pabellón Defensor como la prueba inequívoca de que la rendición no era posible, de que la conquista de la plaza sólo podría hacerse al más alto coste, de que nadie abandonaría su puesto en la trinchera mientras le quedase un último aliento para gritar que los Defensores no se rinden. Y así fue. Los rivales recortaban su distancia a los cuatro puntos primero, a los tres después, llegando a ponerse un punto por debajo cuanto quedaba un minuto. Pero unas acertadas decisiones nos permiten anotar de uno en uno. Pepe y Jorge fueron los encargados de anotar dos de los cuatro tiros libres que lanzaron para zanjar el partido con el definitivo 48 a 45. Los cuatro Defensores, como en la parábola de los talentos, habían recibido uno y devolvían tres. Cuando todos pensaban en una derrota honrosa ellos mantuvieron la fe en la victoria e intentaron el plus ultra. Se convirtieron en santo y seña del ideario Defensor porque esa fe y esa victoria nos reafirma a todos en la bondad de la senda que un día decidimos andar. Un camino no exento de zarzas y setas venenosas pero donde también hay jugosos fresones que llevarse a la boca como mieles que anticipan la hidromiel de la gloria.

Todo había acabado y los Defensores, tras el preceptivo saludo al rival se entregaron a la celebración de su victoria, primero en las duchas donde se agotó el jabón de mano, y luego en Casa Aparicio donde temblaron salmueras y bolitas de bacalao. Con esta deglución acababa una de las mayores gestas que los Gloriosos Defensores o equipo alguno haya llevado a cabo. Una victoria en la que la fe se impuso a la pragmática realidad. Nunca tan pocos hicieron tanto, pero es que nunca esos pocos eran...

¡DEFENSORES!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ÉPICO. los espartanos?los espartanos unos mierdas a vuestro lado.
Que tiemblen vuestros rivales

Miguel dijo...

Grandisimo partido, con momentos que quedaran grabados en nuestra retina para siempre: El triple y personal de nuestro capitan,la ira del furillo en su cuarta falta en la que se nego a dar su brazo a torcer ante las faltas pitadas desde los despachos,dos hermanos en el banquillo apoyando a sus compañeros tanto o mas que si estuvieran en la pista y sobre todo y ante todo la ya mitica victoria final con 4 defensores en pista

No puedo mas que emocionarme al recordarlo

DEFENSORES!!!!!

Prince Of The Rodeo dijo...

Partido para el recuerdo. Rival con gente muy grande y joven, con un alero multiusos y con buen movimiento de balón.
Momento glorioso el 3+2( que fue 1), la quinta falta del Furillo (que hizo unas cuantas más),y el último minuto y medio con 4 (los cuales llevaban todo el partido jugado,al ritmo de la social eso sí).
Me quedo también con los seis triples convertidos(3 Paco,2 Jorge y 1 Miguel Ángel) y el 15 de 21 en tiros libres.
Defensores!!!!!!!!!!!!!!!!