jueves, 24 de marzo de 2011

El primero de una estirpe inextinguible

Esta entrada debería narrar la gesta que los Gloriosos Defensores estuvieron a punto de conseguir el sábado pasado. Otra más en su dilatada carrera. Pero lamentablemente no va a ser así. De las lesiones que asolaron el equipo en el último tramo del partido hubo una que va a resultar definitiva. Como todos sabréis ya a estas alturas José Ignacio se rompió el tendón de aquiles, lo que va a provocar no sólo su retirada esta temporada sino su adiós definitivo.
Recuerdo la primera vez que coincidí con José Ignacio, por cierto lesionado, acompañando a nuestro también compañero Ricardo quien se uniría a la disciplina Defensora en ese mismo momento. El azar quiso que fuera momentos antes del célebre Sitio de Montcasa, acontecimiento épico donde los haya de la historia Defensora y preludio de las gestas heroicas que ambos vivieron más tarde.
En ocasiones ese azar pone en tu camino personas extraordinarias a las que el instante de la despedida sitúa en su justo lugar. José Ignacio ha sido una de ellas. Convendréis conmigo en que ha sido uno de los mejores jugadores, si no el mejor, que ha pasado por nuestras filas, con capacidades de sobra para erigirse en líder y que sin embargo se ha comportado siempre con humildad. Él era el hombre del pase al compañero antes que del tiro propio, del sacrificio en la ayuda antes que del lucimiento personal a pesar, como digo, de que nadie le hubiera reprochado nunca que hubiera sido él quien se jugase ese último balón. Recordaremos con añoranza sus galopadas de potrillo desbocado, las entradas con su despejada testuz por delante que mi hermano inmortalizara en el mural del Estilo Defensor, en definitiva recordaremos su juego. Pero si estamos ante un magnífico jugador no estamos ante una categoría inferior de ser humano. Un tipo afable dentro y fuera de la pista, al que te acostumbras enseguida y del que cuesta despedirse, personificación sin duda del arquetipo Defensor. Así es el hombre que ahora nos deja. En cierta forma los Defensores pierden, con la marcha de José Ignacio, parte de su identidad pero se enfrentan por otro lado a un reto al que tarde o temprano deberían hacer frente: trascender a sus propios miembros. Es la oportunidad de demostrar que los Gloriosos Defensores no entienden de personalismos, que seguirán vivos a pesar de las amputaciones que sufran.
Desde la dirección hemos tomado una decisión con la que estamos seguros que estaréis de acuerdo. La retirada de la uniformidad Defensora de la camiseta de José Ignacio. Nadie volverá a lucir el número quince en su espalda como eterno homenaje a nuestro compañero quien recibirá así el respeto de los que lucharon con él en tantas ocasiones. Pero no debe acabar ahí la cosa, en cuanto esté restablecido para la vida civil se pondrá en marcha, si así os parece, una Gran Cena Defensora en honor suyo. Serán pequeñas muestras de agradecimiento que no alcanzarán a pagar la deuda que los Defensores tienen contraída con su hijo, al que desde ahora ofrecemos un fuerte abrazo y nuestro apoyo más incondicional en los duros momentos que a buen seguro atraviesa.
Seguramente que todos nos enfrentemos a la situación más dolorosa desde que este equipo fue creado, para mí, como capitán, desde luego lo es. Prescindir de una pieza tan valiosa dentro y fuera del terreno de juego nos va a exigir a todos un esfuerzo titánico. Pero si algo caracteriza a los Bizarros Defensores (y José Ignacio lo es y será para siempre) es su capacidad de sufrimiento, su infatigable habilidad para sacar petróleo de las situaciones más desfavorables y su incansable pericia para burlarse de los malos momentos. Por eso mismo no quiero acabar embriagado de pesimismo y tristeza. No debemos regodearnos en la desgracia sino mirar hacia delante con fuerzas renovadas y lanzarnos a conquistar el futuro a pecho descubierto. La imagen de un Defensor abatido no casa con nuestra idiosincrasia, ahora que debemos despedir deportivamente a nuestro hermano que sea con una sonrisa, agitando la grisigualda y desafiantes ante los lances que han de venir, éxitos que disfrutar y fracasos de los que reírse que también serán suyos.
José Ignacio ha sido el primero, su nombre inaugura con honor el Panteón Defensor de Nobles Patricios, pero no debemos perder de vista que todos pasaremos tarde o temprano a engrosar esa gloriosa lista. Ojalá todos lo hagamos con su estilo. Amigo, tienes las puertas Defensoras abiertas, la pastilla de jabón seguirá en su sitio esperando que un golpe fortuito la lance al suelo, la salmuera siempre preparada los domingos por la mañana y la cerveza fría presta a remojar el gaznate cuando quieras unirte a nosotros.
José Ignacio, ha sido un honor. Te echaremos de menos.

¡DEFENSORES!

5 comentarios:

defensor13 dijo...

Emocionantes palabras que suscribo, hermano. Me cago en la hostia!, la lesión de José Ignacio ha sido el golpe más duro a la Defensoridad desde el II sitio. Su retirada es un torpedo en la línea de flotación Defensora, los Defensores no serán ya los mismos, pero como decían los billetes de mil pesetas, "de entre los muertos siempre habrá una voz viva que diga que ¡Zaragoza no se rinde!", Jose Ignacio, Defensor, PRESENTE!

Miguel dijo...

Un palazo Increible, como dice nuestro capitan nos deja el MEJOR jugador del equipo.

Solo queda mas que rendirle los homenajes ya comentados ( y merecidos),anunciar que toda victoria conseguida a partir de hoy pese a no ser luchada por el dentro de la pista se debera en gran parte a Jose Ignacio por todo lo que en ella ha dejado durante este tiempo

TODO UN HONOR CAMARADA

Álvaro dijo...

joder, frío me he quedado.

UN PLACER SERVIR A SU LADO, AHORA Y SIEMPRE!

Perseguidor dijo...

Por como es, por como me guía, por como hace las cosas. No solo es mi jugador favorito de la liga... es mi jugador favorito de la vida. Que es un juego más importante.

binguero dijo...

Fue, es y será un DEFENSOR; uno de los mejores. Será difícil reponerse de este varapalo pero se lo debemos a él, que siempre creyó en este equipo y que lo dio todo, como hacen los héroes, y al igual que los héroes se ha mostrado vulnerable y humano. José Ignacio, sabes que te admiramos y, lo que es más importante, te queremos, así que nunca estarás solo en estos complicados momentos. Que comiencen ya los actos de homenaje a tan insigne defensor, que deja las figuras de Palafox o el tío Jorge reducidas a simples caricaturas. Ayer, hoy y siempre José Ignacio PRESENTE!

¡¡¡DEFENSOREEEEEEEEEEEEEEEEES!!!