martes, 30 de octubre de 2012

Vendaval Defensor: Defensores 71 - Antiguo Boscos 39

Gran victoria defensora la del sábado pasado basada en el juego colectivo, el sacrificio, el buen juego y todas esas cosas. Ya en el primer cuarto las posiciones quedaron claras. El 18 a 9 del final era resultado del acierto exterior y en los tiros libres, aunque el juego parecía igualado las diferencias eran claras. En la reanudación, y dado que el gran Catapultae debía abandonar el partido en la segunda mitad, decidió aprovechar el tiempo endosando al rival tres triples seguidos. El parcial de once a dos parecía sentenciar el encuentro pero un arreón de Antiguo Boscos ayudado por una rigurosa técnica a Armando, les permitió ponerse a ocho puntos cuando quedaban dos minutos para el descanso. 33 a 23 fue el resultado al final del segundo cuarto. A la vuelta, las cosas fueron progresivamente poniéndose a favor nuestro gracias a un buen trabajo defensivo y un cierto bajón físico del rival. Veintidós a uno fue el parcial conseguido en siete minutos que, maquillado con otro parcial en contra de nueve a dos dejó el resultado del tercer cuarto en 47 a 33. A pesar de que el rival no acababa de bajar los brazos el rodillo defensor iba avanzando implacable. El comienzo del último cuarto fue la confirmación definitiva. Apoyados por un dominio absoluto del rebote defensivo, los Defensores se entregaron a los contragolpes sin descanso dejando un contundente parcial de veintiuno a dos a su favor que esta vez no fue contestado por nuestros contrincantes. Destaquemos entre todas las jugadas que se vieron en ese intervalo un contrataque magníficamente interpretado por Furillo en un alucinante salto de la rana o arqueo del gusano, o espasmo de la ameba coja o como queramos llamarlo.  El caso es que ese lanzamiento hacia un imaginario saco situado en algún lugar entre el techo y el banquillo rival, encontró hueco colándose en la canasta provocando la admiración del público allí congregado. Ante el vendaval defensor, y sobretodo, la canasta de nuestro jugador, los rivales acabaron por rendirse definitivamente consiguiendo tan sólo seis puntos en el cuarto.
Defensores, dejad las celebraciones y pensad en el próximo partido, porque ganemos o perdamos tras él vendrán las inevitables duchas, donde con camaradería y virilidad celebraremos por todo lo alto el triunfo de lo higiénico.
¡RAVUS ET FLAVA!