De nuevo en casa y de nuevo con victoria rotunda ante Queridísimo Altavoz se presentaron los Defensores ante su afición con ausencias destacadas, unas por lesión y otras por amor. El partido estuvo siempre a nuestro favor a pesar de que no engrasamos la maquinaria hasta el último cuarto. En el primero un claro 17 a 10 comenzaba a darnos tranquilidad. El segundo cuarto no sirvió para despegarnos en el marcador y la diferencia se mantuvo en los diez puntos, 28 a 18, pero ya en el tercero la brecha se hizo insalvable para nuestros rivales que recibían un parcial de diecisiete a ocho que dejaba diecinueve puntos de diferencia para afrontar el último tramo del partido. Tal vez jugando con la tranquilidad de haber amarrado la victoria, los Defensores se desataron en el final anotando canastas de todo tipo y consiguiendo veintiocho puntos por diez de los visitantes para dejar el marcador en el 73 a 36 final.
A partir de ahora dos huesos duros de roer, dos partidos a cara de perro contra los terceros y los segundos clasificados que marcarán definitivamente el devenir de nuestra liga, una liga que hasta el momento pertenece a los...
¡DEFENSORES!
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