jueves, 14 de enero de 2010

Asalto al nido de las águilas

Defensores, los que me conocéis sabéis que no me gusta hablar porque sí ni escribir más de lo estríctamente necesario, los que seguís este blog sabéis que no soy dado al solaz gratuito de la palabra ni encontraréis en mis textos construciones sintagmáticas hueras de contenido, creo no poder ser acusado de conducir al tedio de la vacuidad al lector por el simple objetivo de un íntimo disfrute de la arquitectura oracional ni del latrocinio de un tiempo que no es sino el justiprecio necesario que la glosa de nuestra carrera reclama. Así pues, esta ocasión, esta encrucijada en nuestra epopéyica trayectoria deportiva y vital sin duda alguna merece que le dedique unas palabras. Nos encontramos como digo en un instante crítico, en un auténtico Día D en la historia de nuestro equipo que es en definitiva la del baloncesto en este país. Cuando a las once cero cero de este domingo nos enfrentemos a Los Paolos estaremos viviendo algo más que un partido de baloncesto, asistiremos tal vez al momento más importante en la ya larga historia de este equipo. Y es que si finalmente no logramos alzarnos con la victoria no ocurrirá absolutamente nada, Los Paolos son sin lugar a duda uno de los equipos, por no decir el equipo que más se merece estar allí arriba, perder contra ellos no es ningún deshonor, sino al contrario motivo de orgullo si la derrota se sufre tras el esfuerzo y la entrega, pero si somos capaces de arrebatar de su ya de por sí coronada testa (de triunfos digo) los laureles de la victoria ¡hay, Defensores! entonces habremos conseguido algo al alcance de muy pocos, algo para lo que ya nos sabíamos predestinados pero que pocos de los que estamos hoy aquí pensábamos que viviríamos para ver: la gloriosa ascensión de los Defensores al parnaso baloncestístico, la consagración de un grupo de valientes, la orgiástica somatización del éxito, la gloria hecha carne. Es por eso que todos los que entonces estemos en ese horrible campo de Santa Ana que paradójicamente puede convertirse en nuestro talismán definitivo, debemos por un lado sentirnos orgullosos de portar con la entrega con la que lo hemos hecho estos colores pero por otro estaremos obligados a un sacrificio más allá de lo humanamente razonable ¡otro más! por todos aquellos que nos precedieron y por aquellos que vendrán detrás de nosotros, por toda esa afición que nos acompañó en los malos momentos y por aquella que disfrutará de los buenos. Como ufano Capitán que soy de este puñado de hombres que siempre han estado en la primera línea del frente reclamo de vosotros la máxima entrega, lo cual no supone hacer nada más allá de lo que ya habéis hecho hasta ahora y os digo Defensores que debéis estar orgullosos por que un día podréis decir que vosotros estuvisteis en aquel Día D, el momento en el que los Defensores arrebataron a los dioses las riendas de su destino y comenzaron a escribir con la indeleble tinta de su abnegada entrega las páginas más gloriosas de la odisea grisigualda.

Suerte muchachos.

¡GRIS Y AMARILLO!


2 comentarios:

defensor13 dijo...

la verdad es que estamos viviendo días de gran excitación en lo baloncestístico (y en lo otro), siempre tuve fe en este equipo, incluso en los viejos tiempos en los que, en la mayoría de los partidos, éramos cinco mandingas sin repuestos corriendo con la lengua fuera y recibiendo pavas como soles... incluso en esos pequeños holocaustos deportivos yo sentía el calor de la gloria en las tripas, como una gindilla del triunfo que anidara ya en mi seno antes de jamarla.Me sentía ganador solo ya enfundándome la grisigualda y cuando daba la mano en la cancha al rival que nos acababa de pasar por encima, no era mi sentimiento el del derrotado sino el del héroe caído al que la derrota eleva al parnaso de la memoria popular encumbrado de laureles, pues también son gestas las derrotas honrosas. Y es ahora cuando lo que yo sentía parece comenzar a materializarse. Los llamados a la gloria están predestinados a ella, hagan lo que hagan. Aquellos fracasos fueron los adobes sobre los que edificamos la presente gloria.
Este equipo es capaz de cualquier cosa. Podríamos acabar con el paro en España, pero nos dio por jugar al baloncesto. Somos buenos y malos jugadores, mediocres ablandabrevas y lúcidos encestadores, "Panzers" y flacos, calvos y greñudos, gruñones y buenchas, ¡ PERO SOMOS TODOS DEFENSORES!,
¡Y EL DOMINGO QUIERO VEROS A TODOS ALLÍ!
RAVVS ET FLAVA

Drazen dijo...

Ole, ole y ole, un aplauso por esta crónica y por todas las demas. Como te "curras" el blog, muy muy bien.