martes, 13 de abril de 2010

Holocausto Defensor: Defensores 36 - Renegados 70

No pudo ser, los Defensores se entregaron en cuerpo y alma a una heroicidad que finalmente escapó a su alcance. Y eso que rozamos la gesta y casi conseguimos ganar el partido, a pesar de estar sólo seis defensores y a falta de tan sólo tres minutos (para el inicio) ganábamos 2 a 0 porque los Renegados sólo disponían de cuatro efectivos. Afortunadamente para el espectáculo sumaron dos más que les permitieron ganarnos por un apurado 36 a 70.
No quiero recrearme en la descripción de los treinta y seis puntazos que les endosamos, realmente ya advertí que nos presentábamos al partido con tan sólo Miguel Angel para ocupar un puesto, el de pívot, que aunque desempeñó con sacrificio y entrega no es el suyo. Esto se tradujo en un ataque bastante flojo y sobretodo en una endeblez defensiva que tuvo su justo reflejo en el marcador puesto que carecíamos de respuesta reboteadora para los escasos tiros que nuestros rivales fallaban. Así las cosas nos mantuvimos a base de triples y tiros lejanos que cuando no entraron propiciaron canastas fáciles al contragolpe, un tipo de canastas simplonas cuyo valor debería rebajarse al de un tiro libre o menos y que los Defensores nos negamos a ejecutar por una mera cuestión de principios al no encontrar en ellas mérito alguno.
No queda sino felicitar a nuestros contrincantes por su actuación. Supieron explotar nuestras pocas flaquezas y hacerse con una justa victoria que desde luego se merecieron.
Pero que nadie piense que los Defensores están tocados. Si hay un equipo capaz de sobreponerse a la adversidad esos son los Defensores. Las miasmas de la derrota son el hálito que necesitamos para enderezarnos, el fango ponzoñoso de los fracasos la materia prima de las futuras glorias, las inmundas vaporadas de los desastres el combustible que nos encumbrará a los laureles, nuestras desbaratadas actuaciones los heraldos de la incontestable superioridad que ha de venir. Defensores, todos los que allí estuvimos defendimos antes de expirar los colores que nos han permitido ser lo que somos como sólo nosotros sabemos ser, con el ridículo más honroso, con la anormalidad más serena, con la pequeñez más grandiosa. Con la capacidad de ser, en suma, los Gloriosos Defensores.
Ravus et Flava

2 comentarios:

Ana dijo...

Ánimo, Defensores, ¡¡no quiero que os vengáis abajo!!
Esto es sólo una mancha en vuestro excelente expediente como jugadores y como personas.

Prince Of The Rodeo dijo...

Los Espartanos fueron aniquilados en el paso de las Termopilas a manos de los Persas, y aun asi llegan gloriosos relatos de aquellos tiempos por su pundonor y nobleza.
La historia la escriben los vencedores, pero un noble perdedor siempre es respetado.
¡Seamos los Espartanos de la social!
¡Leonidas nuestro Capitano!