miércoles, 13 de octubre de 2010

¡Empecemos!

"Helos ahí refulgir entre las flores. Sus corazas albergan corazones y sus cabezas nobles pensamientos. Prestos con sus armas oxidadas acuden a un funeral que podría ser el suyo. No son los mejores pero son los únicos que tenemos. Ahora nuestro destino viaja con ellos."

Con esta cita del segundo acto de la ópera "Es gibt", y perdonad mi mala traducción del alemán, quiero comenzar la nueva temporada Defensora. Nuestra cuarta campaña, nuestro Tercer Año Triunfal. Pero como todo principio exige un final previo hagamos primero un resumen de lo que fue el final de la temporada pasada.
Los Defensores pusieron punto y final a la temporada con un retorno a los orígenes. Dos partidos perdidos ante La Roca y Lucres como en los viejos tiempos a una hora infame, en un campo infame, el de San Agustín en el que nadie estuvo agustín. El partido contra los rocosos no tuvo historia, dominaron de principio a fin con un jugador interior ante el que nada pudimos hacer y nos devolvieron la pelota de la primera vuelta en la que les ganamos en casa. El resultado final lo dice todo. Contra los muchachos de Lucres la cosa fue diferente, el hecho de que ellos acudieran sólo cinco equilibró la balanza a pesar de que nosotros arrastrábamos el cansancio de jugar el día anterior al que se añadía el de jugar el segundo fin de semana consecutivo dos partidos, si a eso sumamos que era el último partido de liga donde nadie se jugaba nada podemos encontrar explicación a un partido que más pareció una pachanga. Aún así, a pesar de jugar algo destensionados dejando la iniciativa a Lucres, supimos ponernos las pilas al final con un marcador muy ajustado al final, pero una serie de jugadas desafortunadas dieron al traste con nuestras esperanzas. Al final la mañana acabó de la mejor forma, con un triple de Catapultae en el campo y con unas cervezas en el bar.
El verano aportó nuevos trofeos a nuestras vitrinas con un subcampeonato en el tradicional torneo de Valdefierro que honra nuestras estanterías. Una vez más los amigos valdeferrensis se acordaron de nosotros y en una mañana de fiesta para el baloncesto todos disfrutamos de su organización y buen rollo tradicional. Enhorabuena. Fue nuestro último esfuerzo antes del tradicional parón estival.
Todas esas experiencias, un grano más en la playa defensora, nos han dejado en esta nueva temporada. Un año que nos trae muchas novedades pero sobretodo dos: la despedida del Chavi, un Defensor con serios problemas para controlar su innata tendencia a repartir tortas para el que sus dificultades con la autoridad nunca impidieron entregarse a la épica defensora como el primero. No deben preocuparse nuestros seguidores, su segunda despedida de la disciplina Defensora a buen seguro no es sino el preludio de una tercera o cuarta. ¡Hasta siempre camarada! En segundo lugar el cambio de terreno de juego aporta otro aliciente. Hartos hasta el aburrimiento de Santa Ana nos hemos decidido por Tenerías como fortín inexpugnable. La elección no es baladí, Tenerías, escenario como pocos de los combates contra el francés recoge en su historia la propia tradición Defensora. Ninguna cancha aúna como esta las cualidades de un terreno con las de un equipo.
Otra novedad que no nos afecta: He oído también que la federación ha creado nuevas reglas para este año. No paséis cuidado, si fuimos capaces de jugar sin conocer las anteriores no creo que debamos prestar demasiada atención a las nuevas.
Camaradas, contrincantes, afición, seguidores varios, los Defensores han vuelto por sus fueros. Nadie como ellos representa los valores de esta ciudad, a día de hoy sin presentar las fichas ni pasar los reconocimientos médicos pertinentes, acudiendo media docena a los entrenos en el mejor de los casos, sin aportar más dinero que el sobrante de la última juerga, sin dar señales de vida cuatro días antes de empezar. Ellos son igual que esta tierra, capaces de emocionarse con una jota sin saberse más que la del confite, de morir defendiendo la virgen del Pilar instantes después de maldecir a su hijo, de creerse que en los Monegros alguien vaya a construir un casino o de meterse quince en un seiscientos sólo porque alguien dijo que no podría hacerse.
Incongruentes, impredecibles, vagos, pero geniales, cachondos y adorables. Los Defensores han vuelto un año más para delicia de sus fans y padecimiento de los amantes del baloncesto. Ya estamos todos (bueno, por lo menos cuatro o cinco) así que ¡EMPECEMOS!

¡GRIS Y AMARILLO!

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