lunes, 17 de marzo de 2008

Reflexiones

Este domingo no hubo entrenamiento. Después de dos meses ininterrumpidos en los que con algunas bajas nos reunimos sin excepción todos los fines de semana, las circunstancias fueron más fuertes. Lesiones, trabajos, legañas…

Algo en mi interior se removió cuando llegó la hora acostumbrada y no acudí a jugar. Comencé a pensar en la entrega mostrada todos estos meses y en todo lo que hay que dejar en la cuneta para lograr los objetivos. Me sentía extraño al compartir una mañana de domingo con mi familia. Algo me hizo pensar que tal vez no es una costumbre que deba dejar de practicar. Pensé en ello cuando mi hija le hizo un comentario a mi mujer: “¿Hoy estará con nosotros el señor del pantalón corto mamá?” Dijo. Todos los sacrificios, todas las privaciones parecieron carecer de sentido ante sus palabras. La pequeña Mariuskevskaya expresó sin comprender que su padre estaba llamado a las más altas glorias deportivas pero también que a cambio habría de pagar un precio inconcebible. El pequeño Ivanicius tampoco es consciente de que algún día, todo lo que su padre conquiste será suyo, será heredero del poder y la gloria de los Defensores. De momento llora si paso un domingo demasiado tiempo con él.

Fue entonces cuando recordé las palabras de Gedeon H. Mackormic. El teniente de exploradores retirado que moriría acribillado en el Álamo, dijo poco antes de morir: “Un defensor no es aquél que defiende sino aquél que cree en la defensa”.

Todo hombre tiene una meta, un camino y un destino, si formar parte de los Defensores es el mío, entonces sea.

2 comentarios:

defensor13 dijo...

me cagoen mi sangre! DEFENSOREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEES!!!!
Hermano, deberías haber entrado en el ejército... en estos momentos españa llegaría hasta Senegal!
y más allá!
Sin duda comentarios como estos te convierten en el capitán indiscutible de los Defensores y candidato al premio anual DEFENSOR DEL AÑO que creo deberíamos instituir para fomentar la DEFENSA y la promoción del equipo.
un abrazo, y un beso a mis sobrinos y a Beleniuska

binguero dijo...

Sí señor, está claro que Pakhicius es nuestro mejor embajador, el hombre elegido para enarbolar la bandera de los Defensores allá donde vaya, el héroe cuya cabeza sobresaldrá entre todos aquellos que hemos sido elegidos para alcanzar la gloria deportiva formando parte de este equipo, aquel que dará hasta la última gota de su sangre por los colores de los Defensores; nuestro capitán.

¡¡¡ DEFENSOREEEEEEEEES !!!