martes, 27 de octubre de 2009

Empanada en Santa Ana: Defensores 27 - Os Capinos 43

"Me preguntáis, oh Senado, porqué vuelvo derrotado, pero mis soldados estaban muy lejos de la batalla que libraban" (De batallas y hombres, Cayo Livinio, S. II).
Lo primero que hay que hacer es felicitar al equipo de Os Capinos por su victoria justa y bien trabajada, un poco elevada por circunstancias del final del partido pero ya digo que justa. Me pareció un equipo compacto que sabe aprovechar sus armas con efectividad. Enhorabuena.
Y lo segundo analizar la derrota para la que se me ocurren un par de causas fundamentales:
Primera y principal que nunca estuvimos en el partido. He desarrollado un instinto como capitán que me permite olfatear las pérdidas en los primeros tres o cuatro minutos de partido y desde luego éste atufaba como mínimo a partido descarriado. Así como el fin de semana pasado nunca temí por el resultado y eso que empezamos el último cuarto empatados ante un buen equipo, en el del domingo ya desde el principio se veía que no estábamos donde teníamos que estar. Creo que ese fue el principal motivo si bien las causas se me escapan.
El segundo, importante también, es que tuvimos varias ausencias clave. El Chavi, Oskarevic y Ricardo, un ejemplo más este último de las perniciosas consecuencias que el rock and roll ha traído a la juventud de este país, el cual, arrastrado en una vorágine autodestructiva, sometiendo su cuerpo a toda clase de excesos, preso de una inmoral y autocomplaciente conducta propia del mejor defensor cayó víctima además de la gripe causando baja en el partido. Si a esto sumamos al pobre Jose cuyo cuerpo invadido por el devastador virus griposo sin duda proveniente de algún laboratorio de la CIA (Caja Inmaculada de Ahorros), acérrimos enemigos de los defensores, el resultado es un equipo sin recambios en sus líneas principales y carente de dirección de juego, porque para colmo de males el propio Jose sufrió una herida inciso-contusa por una rodilla rival en su defensoestómago que le dejó KO cuando había vuelto a la cancha sumando tal vez un cuarto de juego en el total del partido. Ya nos ha pasado varias veces, sufrimos más la falta de bases que la de pívots, tal vez porque la segunda puede ser suplida por un exceso de pelotas en tanto que para la primera haría falta un exceso de cabeza.
Otro problema fue que no llegamos a hacer lo que decíamos que teníamos que hacer, osea, frenar a su triplista profesional y jugar más por dentro, lo cual ya digo que forma parte de la torta general.
No voy a ser compasivo, no voy a caer en los tópicos de que estamos aquí para jugar y pasarlo bien, no es cierto, los Defensores al igual que las Ideas de Platón representan valores eternos e inmutables, valores de justicia, honor y sacrificio, de estética y belleza de los cuales somos heroicos garantes. Pero a pesar de todo ello creo, hermanos Defensores, que esta derrota nos va a venir muy bien, una segunda victoria hubiera hecho de la autocomplacencia un peligroso camino abierto y nos hubiera colocado al borde del precipicio. Estar dentro del precipicio nos ahorra este problema y hará sin ninguna duda que los Defensores resurjan cual ave fénix y se aúpen con loor de multitudes al puesto que por derecho les corresponde.
Defensores, la derrota es nuestro medio, el fracaso el corcel sobre el que cabalgamos, la victoria esa puñetera damisela esquiva y coqueta que un día caerá en nuestras manos cansada de correr frente a nosotros. Apoyémonos entre nosotros sin tocar demasiado, abracémonos aunque dejando que corra el aire y que expiren nuestros cansados pulmones un último grito atronador que eleve nuestro juego a la excelencia más exquisita.
Ahora y siempre: ¡DEFENSORES!
Ravus et Flava

1 comentario:

defensor13 dijo...

Acertadísimo análisis, capitano. Sin duda nos barrieron del campo y tuvieron mucha más puntería que nosotros, que creo que sólo logramos meter un triple, hay que joderse, pero bueno, otro día entrarán esas puñeteras canastas que se salieron de dentro y nuestro catapultae dux vengará esta derrota desarbolando los pabellones enemigos.
Si hay algo que los defensores conocemos bien es la derrota, sólo hace falta ver nuestra posición el año pasado, así que este directo a nuestro gallardo mentón apenas despeina nuestra egregia testa coronada de recientes laureles ni descompone nuestro flamante uniforme grisigualdo. Siempre elegantes, los defensores felicitamos al rival, nos ceñimos nuestras capas "ravas" (tenemos que encargarlas algún día) y silbando una alegre tonadilla nos retiramos a nuestros cuarteles para preparar nuestro próximo encuentro. Derrotas vendrán que harán más dulces las victorias que por fuerza habrán de seguirlas,
RAVVS ET FLAVA