lunes, 25 de enero de 2010

Bien está lo que bien acaba: José Nemry 37 – Defensores 52

Partido bastante malo el que jugamos en La Isla, teníamos muchas bajas, al final sólo pudimos jugar siete y tanto la hora como el terreno de juego eran “especiales”. Con todo esto y un rival muy fajador lo mejor que podía pasar era conseguir la victoria de cualquier manera y por cualquier tanteo, cosa que afortunadamente sucedió.
El galeón defensor zarpó tarde hacia la Isla, en nuestro poder un viejo mapa nos debía conducir a la búsqueda del tesoro, el “pabellón” de José Nemry. Casi a las nueve y media se hizo a la mar la “Perla Defensora” con lo más granado de la Defensoridad en sus camarotes: el “Máster and Commander” Pakhicius, “Barbanegra” Jose, Jorge “El artillero”, “Cachalote” Peplowski, el “Tuerto” Furi que finalmente ejerció de delegado al no poder jugar y Miguel Angel “Tobillo de palo” que vino acompañado por una duquesa española que seguramente había raptado en alguna isla antillana y que animada por el espíritu defensor acabó jaleando a su raptor, a la postre uno de los mejores sobre la pista. No fue nada fácil seguir las indicaciones del mapa: una vez llegamos al árbol del ahorcado quince yardas al nordeste hasta llegar al esqueleto de John el Largo, luego veinte pies en dirección a la colina de la calavera y ya estábamos en la empalizada conocida como la puerta del infierno. Allí nos reunimos con “El fuera de la ley” José Ignacio y con Ricardo “El ruiseñor del Caribe” que acompañaba al primero en su huida de los calabozos del Gobernador de la Federación. Desde la Puerta del Infierno y acompañados por guías locales alcanzamos el lugar y tal como decía el mapa cuando el sol de las diez de la mañana atravesó las vacías cuencas del cráneo de John el Largo su reflejo señaló el lugar exacto, el sitio donde el viejo Joe Nemry escondió sus canastas. En un alarde de orientación nuestro “Grumete” Álvaro arribó él sólo en su goleta a dicho lugar con lo que sumábamos los siete filibusteros que finalmente nos jugaríamos los cuartos allí.
Si ya veníamos convencidos de ello el comienzo del partido nos persuadió de que arrebatarles el tesoro a sus guardianes no iba a ser cosa fácil, no siendo descabellado, por otra parte, el acabar sirviéndoles de comida. Los nativos eran gente fuerte acostumbrados a los rudimentos de la guerra cuerpo a cuerpo a la que nosotros por miedo a cargarnos de faltas preferimos no entrar de momento, nuestra idea era la de un abordaje rápido que sin hacer prisioneros nos permitiera una ventaja cómoda que mantener pero el guión del partido fue escrito más por ellos que por nosotros en su primera mitad. El final del primer cuarto no hacía albergar grandes esperanzas: 13 a 15 a nuestro favor. El segundo cuarto se desarrolló de una forma similar solo que nosotros seguíamos sin entrar completamente en juego mientras que los isleños sacaban el máximo fruto a su conocimiento del terreno consiguiendo un par de triples meritorios que dejaban las cosas al descanso en un equilibrado 25 a 26. El tercer cuarto supuso el inicio del despegue defensor basado sobretodo en una presión sobre el contrario al saque del balón que hizo que no llegasen hasta nuestros dominios tan fácil como antes cometiendo algunos fallos que nosotros aprovechamos. El 34 a 40 del tercer cuarto nos daba, aunque ligeros, nuevos ánimos. Por fin el último cuarto supuso el despegue definitivo, echando el resto pues ya no teníamos que reservarnos más, seguimos con la presión y apretamos un poco más en defensa lo que se tradujo en un parcial en el cuarto de 3 a 12 y que nos dejaba al final con un 37 a 52, una diferencia que, siendo honestos, se me antoja algo elevada para nuestros méritos.
Dar la enhorabuena a nuestros contrincantes porque lucharon bravamente durante todo el partido sin darlo por perdido y poniéndonos las cosas muy difíciles. Está claro que este equipo tiene en su veteranía un escollo pero para mí que soy pirata viejo es un alivio ver que todavía surcan estos mares filibusteros de los de antes porque a veces pienso que se acerca la hora en la que tenga que vender mi galeón y comprarme un terrenito en Nueva Inglaterra para dedicarme a la talla de patas de palo.
Una vez en puerto seguro los Defensores se entregaron a la deglución desatada en una de las tabernas inmundas que pueblan nuestros dominios y malgastando varios cientos de doblones de oro trasegaron cervezas sin cuento que les repusieran de tan arduo esfuerzo mientras reían al ver las horrendas cicatrices que los abordajes pasados habían dejado en sus contrahechos cuerpos.
¡Nueve hombres y una dama bailaron sobre el cofre del ahorcadooooooo!
¡DEFENSORES!

5 comentarios:

sheila dijo...

La duquesa española ha disfrutado muchisimo de la cronica, a carcajada limpia pardiez.

exalz dijo...

Como todas las semanas... Sin palabras!! Impresionante!!
Enhorabuena por la victoria.
Saludos

defensor13 dijo...

Me he partido la popa con la crónica, hermano!, al final te van a ofrecer un sillón en la RAE o algo por estas pequeñas "Joyas Literarias Juveniles" que te marcas después de cada encuentro... Yo que ví los toros desde la barrera, este pasado encuentro solo puedo decir que los bravos Defensores nunca decepcionan, lo disteis todo en la cancha, si, empezásteis fríos pero con tesón y arrojo supisteis enderezar un encuentro que fácilmente podría haberse torcido y acabar con los Defensores colgando del palo mayor... hay que decir que había muchas bajas, y luego también que en ocasiones parecía que jugárais con la cabeza de algún desdichado bucanero aguillotinado en la isla tortuga, pues, rayos y centellas, el puto balón botaba menos que una bola de cañón en calma chicha...

defensor13 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
binguero dijo...

¡Válgame Dios! No pude asistir al partio del pasado domingo, por lo que no puedo opinar acerca del nivel exhibido por los aguerridos defensores en el mismo, pero sí que puedo afirmar sin miedo a equivocarme que esta crónica es tan descacharrante como magnífica. Camaradas, no sólo alcanzamos la excelencia en lo deportivo cada fin de semana, y en la elegancia con tan solo enfundarnos nuestro uniforme, además también lindamos la brillantez literaria gracias a la sabia pluma de nuestro capitán, el faro que guía nuestros pasos. Desde aquí propongo que al final del campeonato se elija la mejor crónica de la temporada; de momento ésta tiene muchas papeletas para alzarse con la victoria. Enhorabuena, capitán.

¡¡¡DEFENSOREEEEEEEEEEEEEEEEES!!!