miércoles, 21 de abril de 2010

La Gloria Defensora

Quiero aprovechar este fin de semana de nuevo parón liguero aunque lleno de actos institucionales para nuestro equipo, santo y seña de esta ciudad, para pronunciar la que seguramente será la última arenga defensora de la temporada. En un momento en el que las ausencias, las bajas, las lesiones y la pertinaz derrota se ha cebado en nosotros parece que todo esté perdido, que todo por lo que en un tiempo luchamos sea algo olvidado, que adormecidos en el burdel de la indiferencia los Defensores se hayan convertido en un equipo más y los gélidos vientos de la derrota amenazen con extinguir la llama Defensora. Pero es ésta una llama que se ha alimentado siempre de los sacrificios de un grupo humano conjurado para llegar allí donde nunca nadie ha llegado, para conseguir aquello que nadie osó nunca pretender. En este enfangado contexto todos esperan que bajemos los brazos e hinquemos las rodillas, pero los Defensores sólo nos hemos arrodillado para recoger a nuestros camaradas caídos y seguir adelante o para buscar alguna pieza de jabón en la ducha.
Yo les digo a todos esos vendepatrias que es tarde para cambiar, es tarde para hacer de nosotros una rama seca llevada sin rumbo por el viento, tarde para convertirnos en peleles sin alma. Defensores, recojamos nuestras armas y volvamos a la batalla. Sé que muchos de vosotros anheláis regresar a vuestras casas después de una larga temporada de sufrientos, pero nuestras familias que nos esperan ansiosas no quieren vernos llegar a cualquier precio, pues saben que sin honor no hay vida, preferirán mil veces vernos llegar envueltos en el sudario gris y amarillo si ese es el precio que hemos de pagar por defender los valores que nosotros mismos forjamos a fuego, por dignificar nuestra épica prosapia.
Estamos atravesando un páramo, es cierto, pero esta travesía por el desierto nos llevará un día a la tierra prometida si tenemos fe en ello, si somos capaces de no escuchar los cantos de sirena que nos invitan a abandonar, a dejarnos ir, a no luchar. A nuestro lado tendremos el aliento a todos aquellos que vistieron estos colores y de todos aquellos que los vestirán algún día. Por todos ellos, pero también por nosotros no podemos abandonar ahora. Será entonces, cuando hayamos llegado a esa tierra de promisión cuando podremos holgarnos en el relato de nuestra historia en torno a una jarra de vino. Cuando otros hayan recogido el testigo será posible el descanso de los viejos guerreros que mostrarán con sus hechos la senda a los Nuevos Defensores.
Este final de liga va a suponer un esfuerzo extra. El reciente ascenso a la ACB de nuestro archirival el CAI supondrá a buen seguro que muchos de nuestros jugadores van a ser tanteados para cambiar de equipo, pero esta situación que podría desestabilizar el vestuario de cualquiera debe servir en nuestro caso para unirnos todavía más en la causa común Defensora. Para renovar los votos que un día ya lejano en el tiempo pero no en el sentimiento gritamos al viento en presencia de la grisygualda y que aún tañen fuerte en nuestros corazones.
Sólo quedan cinco jornadas, cinco finales para sacudirnos la caraja, reagruparnos y volver a la senda Defensora. Una senda en la que nos acompañan como dos meretrices la Victoria y la Derrota, ambas caras de una misma moneda y por las que nunca nos hemos preocupado porque nuestra cita final no es con ellas.
Es con la Gloria.

2 comentarios:

defensor13 dijo...

¡Así se habla, capitano!, los Defensores deben volver a retomar el camino que los hizo célebres y que los hace sobresalir por encima de los demás, su estilo, su ademán, su porte cabelleresco y despreocupado mientras caminan quizá hacia una derrota sin cuento, en ocasiones hacia una victoria heróica, ese donaire defensor que es la envidia del mundo deportivo y que da lustre a este equipo, ¡coño!
UN ULTIMO ESFUERZO DEFENSOREEEEEEEEEEEEEEES!!
RAVVS ET FLAVAAAAAAAAAAAAAAAAA!dion

Miguel dijo...

Lagrimas de orgullo por mantener a este magnifico grupo que ampara tan noble sentimiento y compromiso