miércoles, 23 de febrero de 2011

Caídos: Defensores 30 - Paolos 44

Hoy toca hablar de la amarga visita de la derrota que una vez más sobrevuela la casa Defensora. Hablar, sí porque los Defensores son el único equipo socialista al que las derrotas no hacen enmudecer. Y al que por eso todo el mundo teme, y es que ¿cómo derrotar a un equipo que siempre gana la última batalla? Lejos de callar, su locuacidad se dispara en las situaciones adversas transformando así en éxito todo lo que destrozan en la pista. Exorcizando sus fantasmas con la terapéutica literaria. Podrán ganarnos pero no acallarán nuestra justa voz.
El pabellón de Alberto Maestro se convirtió en esta ocasión en nuestro campo de juego y lejos de favorecernos nos perjudicó. Un campo desconocido y unas duchas en cabinas separadas más propias de traidores que tuvieran algo que ocultar que de viriles luchadores que se miran cara a cara mientras se enjabonan. Nuestros adversarios tenían clara ventaja sobre nosotros pues el día anterior habían disputado un partido mientras que nosotros llevábamos días sin jugar y presentábamos una peor forma física. Por si esto fuera poco eran menos con lo cual el movimiento de banquillo era mucho menos complicado que en nuestro caso ya que acudimos nada menos que diez. Aún así salimos al campo dispuestos a desplegar toda nuestra ineficiencia, cosa que conseguimos.
Antes de empezar guardamos un minuto de silencio por el abuelo de un compañero paolista. Un minuto de silencio en el que, solidarizándonos con él, todos sentimos la pérdida de nuestros propios seres queridos, personas que no figuraron en ningún libro de historia ni asistieron a grandes batallas más allá de la lucha cotidiana. Nombres anónimos que cada uno repasamos en silencio, importantes sólo para nosotros y que guardan en su simplicidad la fuerza de sus hechos. A ellos les debemos acaso lo más importante: la existencia, la posibilidad del futuro, la virtual elección de lo que queremos ser. Héroes al fin y al cabo que no nos dejaron más ganancia que un sincero afecto, el lazo de la sangre mantenido vivo por generaciones. En nuestra mano está el agradecer todos sus desvelos que en su día nos permitieron ser niños felices, adolescentes inquietos y hoy hombres con criterio. Ellos nos hicieron como somos, fueron sus sacrificios los que evitaron los nuestros, ellos nos protegieron mientras aprendíamos a volar solos y pusieron en nuestra mano las cartas con las que habríamos de enfrentarnos al camino. Protagonistas casi siempre de escenas triviales que con el tiempo ascendieron a la categoría de recuerdos vitales que tuvimos la fortuna de compartir con ellos. Personas con sus virtudes y defectos, siempre ejemplo para nosotros, modelo al que recurrir en momentos de duda. Paolista o Defensor todos compartimos ese momento porque compartida es nuestra admiración por aquellos que nos precedieron convirtiéndose así en Los Nuestros. Saludos y ánimo de los Defensores a nuestro compañero de Los Paolos.
Comenzado el partido y tras dos años de tiranía Paolista en la Social, creímos llegado el momento de romper cadenas pero nos topamos con nuestro peor día. Dos años bajo el yugo del Paolismo que a punto estuviera de llevar a José Ignacio a los gulags federativos la temporada pasada parecían haber sido suficientes para reforzar la resistencia Defensora e instaurar el nuevo régimen Defensor, pero no fue así. El primer tiempo fue igualado porque ambos equipos nos mostramos bastante fallones, 10 a 10. El segundo sí mejoramos bastante, la primera parte de ese segundo cuarto fue para ellos consiguiendo una diferencia de siete puntos pero la segunda parte fue nuestra enjuagando una diferencia que sólo pudo incrementarse hasta los cuatro puntos gracias a una canasta rival en el último segundo que dejaba el marcador 16 a 20. La reanudación trajo un golpe de mano Defensor que logró el empate a veintitrés en el minto seis, pero los siguientes cuatro minutos fuimos represaliados por el absolutismo paolista. Un parcial de nueve cero incluyendo un fusilamiento con dos triples casi seguidos nos dejó tocados once puntos abajo 23 a 34. Nuestras legítimas aspiraciones de Defensocracia fueron cruelmente segadas. Fue el momento en el que se rompió el partido porque el último cuarto no sirvió sino para mantener y aún aumentar la diferencia hasta el 30 a 44 final. En definitiva y viendo el acta podría decirse que hasta bien entrado el tercer cuarto el partido no acabó de decidirse pero la sensación que tuve fue que no supimos coger las riendas del partido ni desarrollar una idea clara de lo que teníamos que hacer y si conseguimos hacerles frente fue más por coraje que por buen juego, en definitiva la antítesis del partido que siete días antes nos enfrentó a Grupo Dos.
No os preocupéis Defensores, este domingo tenemos una nueva oportunidad para redimirnos y hacer frente a las voces de los perros que quieren acabar con nosotros. Deben saber que los Defensores no abandonarán su puesto y lucharán casa por casa antes de entregar un poder que no reside en ellos sino en el pueblo Social. Como líderes de la revolución Defensora harán frente a todos aquellos que bajo el influjo de las drogas y manipulados por agentes externos quieran acabar con la libertad de nuestra Liga Social. No dimitiremos porque no somos los presidentes de la Liga Socialista, somos sus líderes indiscutibles y si es necesario moriremos como sus mártires.
¡DEFENSORES!

1 comentario:

desiderata.pc dijo...

sin olvidar que esos enemigos de la revolución defensora, son todos jóvenes de apenas dieciochoaños a los que les han echado drogas en la leche o en el nescafé a los que sus padres no deberían dejar salir de casa... y que detrás está Al CAIda

RAVVS ET FLAVA
furillo sum