miércoles, 16 de febrero de 2011

El retorno: Grupo Dos 30 - Defensores 47

Juan de Lanuza, José Palafox, Joaquín Costa, Fernando Esteso y ahora los Defensores, santo y seña de una identidad inquebrantable, fieles a unos valores eternos y ciertos, nada les hace apartarse de su camino indeleblemente trazado a fuego en sus consciencias. Cuando la ciudad duerme ellos permanecen en vigilia, cuando los agoreros dudan ellos siguen adelante, cuando les llaman locos su determinación se acrecenta, cuando los derrotados se retiran ellos cavan más honda su trinchera. Nunca darán un paso atrás salvo en el trenecito de la ducha, nunca doblarán el espinazo si no es para recoger una pastilla de jabón. Se les podrá acusar de muchas cosas, casi todas ciertas, pero de lo que nunca podrá acusárseles es de dejar de ser Defensores. Si han de caer que sea a su manera, que su uniforme grisygualda sea su sudario si la derrota les alcanza. Pero eso no va a ocurrir ahora porque inflamados de coraje, justamente ensoberbecidos por un estilo inconfundible y total, los Gloriosos Defensores retoman la senda del triunfo cuando nadie les esperaba al convite, con todo el pescado vendido los Defensores se guardaban un jurel en la manga para llevarse una victoria merecida y trabajada fundamentada en dos principios: la casta y la Defensoridad.
No empezaron las cosas bien en pabellón talismán de Monzarrifar. Grupo Dos se plantaba muy bien en el partido, con diez jugadores basaba su juego en los hombres interiores y en un trepidante ritmo que amenzaba con acabar con nuestro fuelle rápidamente. En efecto, el de Monzarrifar es un campo más largo que una ducha Defensora en el que cansa sólo pensar en llegar a la otra zona. Pero esta vez había más jugadores en el banquillo pues a los ocho iniciales se les sumó Álvarez en la segunda parte lo que permitía que acudiéramos a este partido con la mayor cantidad de efectivos del año. Aún así, como decía no empezaron las cosas bien. Un estudiado juego interior les ponía con un parcial de seis a cero mediado el primer cuarto, algo aturdidos lanzando unos triples irrisorios aunque de bella factura, no encontrábamos nuestro camino y caíamos 8 a 4. Pero lo íbamos a seguir intentando. En la segunda parte todo cambió, afinamos la puntería, subimos un punto el nivel de intensidad y cortamos bastante su juego interior, dos triples del Dux, un dos más uno de Pakhicius y un tres más uno del propio Catapultae enseñoreado de sus predios, nos permitieron sumar rápidamente apoyados en un juego colectivo que mejoraba a ojos vista y nos llevaba a la mitad del encuentro con un 20 a 23. La reanudación supuso un cambio de defensa del rival que pretendía frenar nuestra racha anotadora exterior pero leyendo hábilmente el partido recogieron el protagonismo anotador los hombres interiores que además consiguieron cargar de faltas a los rivales. Una defensa todavía mejor que dejó a Grupo Dos con sólo tres puntos anotados en el cuarto hizo que las diferencias se disparasen hasta los once puntos 23 a 34. Con el contrario descentrado y bastante enfadado con la labor arbitral nosotros perseverábamos en nuestro juego convencidos de que nos daría la victoria final. Y así fue, el último cuarto fue una continuación del tercero en el que además las diferencias fueron acrecentándose hasta los diecisiete puntos del final 30 a 47.
Este partido supuso la confirmación de un estilo de juego y la perseverancia en una idea. Se vieron furilladas, se ejecutaron tiros de la muerte, vimos correr al potrillo loco, se lanzaron entradas buenchas, pero por encima de todo vimos a un equipo creer que haciendo lo que sabe hacer, por poco que ésto sea, alcanzará tarde o temprano la meta que un día se fijó y que nadie sabe cuál es.
Felicitar a nuestros rivales que acabaron muy desquiciados con el árbitro lo que les hizo acreedores de alguna técnica pero que sobretodo les impidió centrarse en recortar unas distancias que seguramente no debieron ser tan grandes. Y también a nuestra concentrada afición que una vez más nos siguió hasta las tierras monzarrifarinas.
Enhorabuena Defensores, habéis cumplido.
¡RAVUS ET FLAVA!

1 comentario:

Prince Of The Rodeo dijo...

Gran comentario Capitano!
Crónica exacta de lo que ocurrió el pasado sábado (obviando algún que otro "molinete" a destiempo realizado en las duchas), la fuerza mental y la pericia de nuestros exteriores al principio y de los interiores al final nos dieron la victoria.
También sacamos en claro que lo mejor en los partidos es jugar y callar,en el campo es mejor ser Harpo que Groucho.
Se te olvida mencionar algunos detalles puramente defensorianos como un "triple sin" o "un bote loco".
Por cierto, ¿para cuando publicamos el libro recopilatorio de "Las Cronicas Defensoras Según Capitano"?
Si Pérez Reverte tiene un libro de sus articulos, Capitano no debería ser menos.
Me voy a dormir que me levanto dentro de seis horas...Defended las agujetas con ojeras, y no con ojetes!!!