jueves, 11 de marzo de 2010

Un gran día para un gran Defensor

"La Casa Real Defensora tiene la gran satisfacción de anunciar el compromiso matrimonial de su hijo, el Caballero Defensor Peplowski con la Dama Defensora Edurnevskaya. La petición de tobillo por parte de la novia tendrá lugar el día anterior y la boda al día siguiente coincidiendo con las Saturdiales de marzo en los terrenos cedidos amablemente por el Ayuntamiento como pago a los servicios prestados en la Defensa de la Ciudad por el bravo Defensor.
Palacio de las Tenerías, Cuartel General Defensor."

Reproduzco íntegra la nota que apareció en los ecos de sociedad del Heraldo, una nota formal pero tras cuya solemnidad no puede ocultarse nuestra profunda alegría por el gran momento que vivirá nuestro compañero. Habrá quien se pregunte qué es lo que lleva a los Defensores a formular tan comprometidos votos. Cómo alguien en plena cima deportiva, en lo más alto de su carrera, gozando del reconocimiento social, literalmente abrumados por los cantos de sirena del dinero fácil y las seductoras muestras de afecto de cientos de frescas atraídas por la gallarda belleza de unos hombres especialmente dotados para la conquista y la seducción, cómo, repito, alguien así se entrega voluntariamente al más alto compromiso. Pero el que así piense no conoce a estos hombres. Quien así hable demostrará no conocer tampoco a nuestro gran compañero ni su innata capacidad de sacrificio, su nobleza intrínseca y su generosa entrega a las causas más elevadas. ¡Qué decir del gran Pepe! Sin duda otros que hayan compartido momentos más íntimos podrían hablar más que yo, baste decir por mi parte que aquel muchacho que yo recordaba acompañando a mi hermano en aquellas primeras salidas por el Rollo, aquel chico apenas desarrollado cuyo cuerpo adolescente se expandiría más tarde en todas las direcciones, ha cumplido en su etapa como Defensor con todas aquellas misiones que le han sido encomendadas al igual que ahora se entregará a ésta, estoy seguro, en cuerpo y alma. Se ha ofrecido como digo, con pundonor en todas las batallas más allá del deber sin que los terribles sacrificios que se le han pedido hayan conseguido arrancar de su cara la más mínima muestra de contrariedad. Ha sido siempre el primero en entrar en la ducha y el último en salir. Sin él la leyenda defensora hubiera tenido más difícil lograr los laureles que ahora disfruta.

Pero si grandes han sido los méritos de nuestro compañero no han sido menos los de la que a partir de ahora va a ser su mujer. Los Defensores sabemos que no perdemos un hijo sino que ganamos una nuera, una Dama Defensora que ha soportado las inevitables ausencias, que ha visto cómo mientras ella bordaba con hilos de oro la bandera grisygualda su a partir de ahora marido regresaba del frente ensangrentado, con dientes rotos y tobillos doblados, con mil y una magulladuras que afortunadamente nunca afectaron a partes nobles. Y a pesar de ello, por encima de todas las adversidades siempre le apoyó y fue la primera en rellenar su petate cuando nuevas misiones lo alejaban de su lado o incluso fue ella misma la que lo acompañó al encuentro de la gloria. Los Defensores tenemos por eso una deuda de gratitud con Edurne. Gracias por cuidárnoslo y mantener su enorme humanidad a salvo de su propia generosidad.

Por nuestra parte y a modo de detalle tengo el honor y la satisfacción de conceder a la familia Peplowski-Edurnevskaya el Marquesado Tarazónico junto a seis mil fanegas de secano y doscientas yuntas de bueyes. Así mismo se les otorga el derecho a usar el título de Marqueses de Turiaso y Molinete bajo el lema "Molinetus célere divertimentum aseguratis".

Y como sé que no estaréis tranquilos hasta que no os dé mi beneplácito, como Capitán y por el poder que me otorga la Capitanía Defensora, su Sagrada Orden y el Derecho Romano yo os declaro marido y mujer.

Sed felices.

1 comentario:

Ana dijo...

Como asistente a tan magno evento, puedo dar fe de que los defensores estuvieron a la altura, cantando sin descanso "molinete, molinete" y que Furillo lo dio todo con la catarata, pena me da no haberlo plasmado en un vídeo ya que quedó afónico a las dos cataratas.
Pepe, Edurne, ya os echamos de menos y os esperamos para que nos contéis vuestras andanzas neoyorkinas, que seguro estarán repletas de jugosas anécdotas.