lunes, 6 de abril de 2009

Fin de la función: Defensores 35 - Triple X 33

Fantástica victoria la conseguida por los Defensores este domingo a base como siempre de tesón y garra (sobre todo esto último) que nos coloca en lo más alto de nuestro nivel deportivo desde que este glorioso y bizarro equipo comenzó su andadura.

Primer Acto: de cómo los caballeros Defensores intercambian cortésmente canastas contra los arteros Comediantes.
Ocho a diez concluyó este primer cuarto, dos puntos abajo para los Defensores que se empeñaron en jugar limpio contra un rival que teatralizaba cualquier contacto legal y que ayudados por un árbitro nefasto que permitía que una y otra vez se zurrase la badana bajo los aros, consiguieron sacar de quicio a todo el equipo.

Segundo Acto: de cómo los honorables Defensores pierden a su mejor hombre y aceptan la propuesta de los taimados Comediantes.
Antológica y desde luego merecedora de recibir una distinción defensora fue la actuación del gran Peplowski que en un marrullero lance con la mole rival dio con sus huesos en el parquet. Consecuencia, corte en la nariz, sangrado abundante y pérdida por amputación de una esquirla del incisivo superior derecho que más tarde yo mismo recogí del suelo. ¿Fingió nuestro estimado compañero? ¿Acompañó su dolorosa lesión de aspavientos torticeros y maliciosos? ¿Salió de su ensangrentada boca queja o lamento alguno? Ya conocéis la respuesta, como en todos los casos, y son ya demasiados, en que los Defensores sufren en sus maltrechos cuerpos cualquier lesión por dolorosa que ésta sea, ningún gesto o palabra mantecosa fue pronunciada. Ese golpe fue como si lo hubiese recibido todo el equipo que a partir de entonces supo, de una forma camaleónica, aceptar el reto de jugar con las armas de sus bribones rivales. Aún así un cuarto sin Peplowski nos dejó con el marcador de quince a veintidós en contra. Siete puntos abajo que en algún momento llegó a ser de once abajo. Pero los Comediantes habían despertado el lado oscuro de los Defensores, un lado oscuro que iba a devorarles.

Tercer Acto: de cómo los inigualables Defensores cazan a los bellacos Comediantes y siembran en sus maliciosas almas la semilla del miedo.
Este tercer cuarto gracias a la vuelta de Peplowski y a que pusimos toda la carne en el asador nos sirvió para acabar empatados a veintinueve puntos. Ahora que usábamos todos las mismas armas la contienda estaba igualada y por momentos desnivelada a nuestro favor. Los muy perillanes Comediantes sin saber muy bien qué hacer seguían con su siniestro juego de quejas y sollozos que se mostraba impotente ante la arrolladora fuerza Defensora.

Cuarto y definitivo Acto: de cómo los legendarios Defensores bajan el telón y sepultan en el pozo de su propia ruindad a los embaucadores Comediantes.
El último cuarto fue el del despegue definitivo, hasta cinco puntos de ventaja llegamos a manejar a dos minutos del final gracias sobretodo de nuevo a una fantástica defensa que inutilizaba los esfuerzos del rival por acercarse en el marcador. Al final tímido acercamiento del contrario que sin embargo no fue suficiente para alcanzar a los ya victoriosos Defensores.

Normalmente ahora debería felicitar al rival por su actitud en el campo, no obstante la actitud de nuestros contrincantes no merece ni la fórmula cortés del reconocimiento. Salvo desde luego algunas excepciones puesto que no podemos meter a todos en el mismo saco, pero hecha esta salvedad hay que decir que los Comediantes pueden ganarse a pulso el título de equipo más repelente del campeonato. Quejosos, malhumorados, marrulleros y un largo etcétera glosarían sus aptitudes pero creo conveniente dejar ya los adjetivos para permitir que nuestro juego hable por nosotros y ponga a cada uno en su lugar.
Respecto a nosotros enormes felicitaciones por nuestra mejoría, hemos demostrado que sabemos interpretar los partidos, que una diferencia considerable en el marcador no nos deja KO sino que al contrario nos espolea con más fuerza aún hacia la victoria y desde luego que aquel equipo bisoño que perdía balones y al que intimidaba la presión rival, que perdía de veintitantos y para el que la victoria era algo lejano y desconocido se ha convertido en un grupo al que en el mejor de los casos cuesta doblegar.

¡RAVUS ET FLAVA!
¡DEFENSORES!

2 comentarios:

defensor13 dijo...

Un relato de lo más acertado, capitán. Sin duda algunos de ellos eran de lo más quejica y repelente que ha pisado una cancha, pero también había alguno majo, que supo encajar la derrota como un caballero y dar la mano al equipo campeón, que es algo que los defensores siempre han hecho cuando han sido vencidos lo que ha sucedido como todos sabemos, en no pocas ocasiones y que yo en concreto valoro bastante. Por lo demás, me siento orgulloso de pertenecer a este equipo que ha demostrado ser un grupito de lo más peleón cuando se encuentra entonado. Loas, honores y horopeles a nuestro mejor hombre: Pepe. Un tío con un par de huevos que se comió con patatas a los pivots contrarios, incluída la célebre hostia que le perjudicó el incisivo. Gran mérito el de éste defensor que será convenientemente galardonado con una mención especial que estoy barruntando y que pronto daré a conocer.
OS QUIERO A TODOS
RAVVS ET FLAVA!

Caracol dijo...

Congratuleisons Defensores que defienden la victoria! Sois ya licenciados en "balón y encesto" y yo alentandoos con "alitosis" de pollo a la barbacoa sin "h" y cerveza desde lo más recóndito del Palau, el sofá de mi casa os digooooo!!! Gris y amarilloooooo!!!