martes, 3 de marzo de 2009

Extraño partido: Capinos 28 - Defensores 22

Parece que nos abonamos a esa curiosa práctica de mantenernos siempre unos puntitos por debajo del rival, sea éste de la parte alta o de la parte baja. En esta ocasión se nos presentaba un partido muy cuesta arriba porque señoras y señores jugábamos sin pivots, además de nuevo los nervios porque la gente no llegaba con la consiguiente falta de calma que nos hizo entrar de golpe en el partido. Como ya digo en el titular me pareció un partido de lo más extraño por varias razones:
Cansancio: El partido del viernes, al menos personalmente me dejó bastante cansado después de pegarnos todo el santo partido de arriba abajo sin parar y eso nos afectó sin duda, jugar dos partidos en tres días no es de cristianos, aún así, excepto algún momento de bajón creo que lo intentamos con fuerza.
Falta de Fe: Al presentarnos sin ningún pivot (yo fui el único si es que pude merecer ese nombre) parecía que lo único que podíamos hacer era controlar que no nos metieran la pava. La realidad fue que aún jugando ellos con tres (al menos) jugadores que podían jugar como interiores no sacaron los beneficios que esperábamos y de alguna forma jugamos nuestras cartas de la mejor manera posible. Encontrarnos a los dos minutos del último cuarto con un punto arriba no era lo que nos esperábamos dadas las circunstacias y no supimos gesionar la sorpresa. Sinceramente creo que en el plano estratégico jugamos magistralmente nuestras cartas.
La lesión de Oscarevich: Era la gran esperanza grisigualda que apareció después de un largo viaje en el tercer cuarto y que venía a paliar nuestra falta de hombres altos, lamentablemente llegó y se lesionó casi en la primera jugada y sólo apareció intermitentemente a partir de ahí. Nuestro estado anímico fluctuó como él.
Fallos: A destacar los míos, fallando un porrón de canastas a dos metros del aro, no sabría explicar porqué, no sé si no estaba acostumbrado a tirar desde tan cerca o me esperaba más contacto con los rivales o qué pero lo cierto es que fallé por lo menos cinco o seis canastas que deberían haber acabado dentro. También destacaría el mal día de Jorge en el que creo que ha sido su único partido sin anotar un triple, sus dos de media por partido hubieran servido para empatar éste. El caso es que la mayoría de todos los tiros (también los de otros compañeros) fueron ejecutados correctamente pero no quisieron entrar. No se pudo hacer más.
El sentimiento, aunque extraño, no es negativo si bien una vez estando tan cerca de la victoria la derrota es más amarga, pero hay que ser conscientes de que como decía jugamos sin pivots, algo inaudito y ellos tenían gente en esa posición lo cual me hace pensar que aun sin darnos cuenta luchamos más de lo normal remontando situaciones peligrosas de siete u ocho puntos abajo sin perder la compostura. Por último, en las dos últimas jugadas sufrimos (creo yo) dos errores del árbitro (faltas claras no pitadas) que seguramente no fueron decisivos pero contribuyeron a la diferencia final de seis puntos en lugar de los tres o cuatro que hubieran sido más justos.
Señores, nos hemos habituado a luchar.

3 comentarios:

defensor13 dijo...

Sí, la verdad es que fue un partido rarito... yo llegué tarde y para colmo mientras me estaba cambiando a toda prisa en el vestuario, en una escena digna de Peter Sellers rompí mis fracturadas gafas apañadas con pegamento intentándo ponermelas con la cuerdecilla de seguridad que uso en los partidos... me quedé mirándolas como un lerdo pensando en lo gilipollas de la situación cuando recordé que llevaba un rollo de cello en la bolsa y las apañé con él, y de esta guisa, con las gafas burdamente remedadas con el cello, que distorsionaban ligeramente mi visión en ocasiones, dándole a todo un aire de ensueño, como de novela romántica, encaré el partido. Debía parecer Pepe Villuela, ja ja ja...
Pero no perdamos la esperanza compañeros, estos leves baches en nuestras actuaciones no deben quitarnos el buen sabor de boca de anteriores actuaciones en las que estuvimos muy cerca de la victoria, y yo os digo: PODEMOS LOGRARLA.
Desde aquí mi apoyo y deseo de mejora de los camaradas lesionados, Oskarevich y Ricárdovich y mi reconomicimento a su entrega absoluta por el equipo.
RAVVS ET FLAVA

Unknown dijo...

Queridos compañeros defensores, he de comunicaros que el pisotón que recibí en el ultimo cuarto va a impedir vestir la elástica defensora en el próximo encuentro ya que voy cojo.

Por suerte no hubo fisura y sólo necesito descanso.

Una nueva baja para una nueva gesta...

binguero dijo...

Sin duda, fue uno de esos partidos en los que podía haber ocurrido cualquier cosa. Desde luego el resultado es bastante digno, habida cuenta la paliza que nos acababan de endosar dos días antes, el cansancio físico acumulado tras jugar dos partidos en menos de tres días, y el hecho de jugar sin pivots; si sumamos todos esos datos, casi podríamos decir que nuestra actuación fue meritoria y casi heroíca. Ahora bien, personalmente hay aspectos del choque del pasado domingo que me preocupan. El primero de ellos es nuestro miedo a ganar, sólo así se puede calificar lo ocurrido en el pabellón Siglo XXI, aunque hay precedentes en la reciente historia defensora (¿os acordáis del partido ante La Turma?), hay que sacudirse de una vez los complejos, salir al campo a divertirnos y crernos que podemos ganar. Se nos olvida que una vez lo conseguimos, sí, de acuerdo, con un triple sobre la bocina, con sufrimiento hasta el final, lo que vosotros queráis, pero ganamos, ¿qué demonios nos impide repetirlo? pienso que la respuesta está en nuestro estado anímico, nuestra incapacidad para creernos vencedores. Esto tiene que cambiar, conjurémonos para que sea lo antes posible.

Y el otro aspecto que me preocupa, es el abatimiento que mostramos alguno de nosotros el domingo. No es de recibo que cuando se pierda un balón en ataque nos quedemos paralizados y cabizbajos en el campo contrario, dejando vencida a nuestra defensa y dedicándonos a contemplar como el contraataque rival se culmina con éxito. Eso, hermanos, es darle muchas facilidades a nuestro oponente, tenemos que correr, darlo todo, y si nos cansamos o sentimos que no podemos más, pedir cambio, que el pasado domingo teníamos tres recambios en el banco. No podemos darlo todo por perdido cuando vamos 4 ó 6 puntos por debajo del marcador, eso es inadmisible, y este domingo ocurrió en dos o tes jugadas del segundo cuarto. Estuvimos muy poco metidos en el partido, hasta el punto de que Furillo (es un ejemplo, que nadie se lo tome como un reproche personal por favor) me preguntó al final del tercer cuarto si ya había terminado el partido. Obviamente no nos jugamos nada relevante, no vivimos de esto, estamos aquí sólo para divertirnos, y eso, afortunadamente, lo estamos consiguiendo, pero todo ello no implica que bajemos la guardia o perdamos la concentración como ocurrió este domingo. Que nadie se sienta personalmente aludido por mi comentario, creo que esta observación se puede aplicar a todos, entre ellos me sumo yo evidentemente.

Ha sido un fin de semana extraño, el viernes jugamos un partido a una hora intempestiva, un duelo que perdimos ya desde el primer cuarto, y el domingo jugamos un encuentro que podíamos haber ganado, pero en el que no conseguimos estar a la altura. A mí me dio mucha rabia lo que pasó en el Pabellón Siglo XXI, estar tan cerca de la victoria (ganábamos de 1 a 7 minutos del final) y ver cómo se nos escapa una vez más empieza a ser ya una peligrosa copstumbre. No obstante hay que ser positivos y valorar el gran tercer cuarto que hicimos, donde conseguimos neutralizar la ventaja de Os Capinos a base de garra y fe, precisamente lo que nos faltó en los minutos finales, una receta con la que podríamos habernos llevado el gato al agua. Hay que admitir que además fue un partido en el que no nos entró nada, un dato que acaba minando anímicamente a cualquiera, parecía que los aros escupiesen todo cuanto les lanzásemos, y lo mismo se puede aplicar a nuestros rivales, no hay más que ver el bajísimo tanteo registrado; quizás con un poco de fortuna hubiesen cambiado las tornas. Quiero por último destacar el apoyo de la capitana consorte y de uno de sus pequeños defensores, la única afición presente en las desiertas gradas del Pabellón Siglo XXI. También creo que en los dos encuentros del pasado fin de semana hemos echado de menos a nuestra gallarda afición, que por diversos motivos no ha podido acompañarnos. Ojalá este domingo nuestra hinchada acuda en masa a su cita, jugamos en casa y hay que explotar nuestra mayor arma: el defensor número 13 (y no me refiero a tu dorsal, Furillo).

Capitán, hermanos defensores, fidelísima afición, me despido tras haber soltado este tremendo rollo, es lo que tiene trabajar en días festivos... Espero que nadie se sienta molesto por mis observaciones, y confío en que pronto sepamos enderezar el rumbo de esta nave que zozobra pero se resiste a hundirse. En cuanto a los lesionados, no me queda más que descubrirme ante su noble entrega y desearles una pronta recuperación, como buena nueva en la enfermería defensora hay que destacar que José Ignacio ya ha sido dado de alta, por lo que se ha incorporado recientemente a la vida laboral, esperemos que pronto se pueda unir a la disciplina defensora. En cuanto a nosotros, a pesar de haber sucumbido por partida doble, hemos abandonado la última posición de la tabla, ocupada ahora por A Kuxara; juguemos con la alegría que nos carateriza, intentemos conseguir al menos una o dos victorias y conseguiremos salvar los muebles. Todavía queda Liga, devorémosla al grito de...

¡¡¡DEFENSOREEEEEEEEEEEEEEES!!!