domingo, 8 de febrero de 2009

Nuevos Defensores Caídos


Estimados Defensores:
Hace tres semanas, durante el segundo enfrentamiento con el equipo de los chupacharcos, el camarada Palosevich, el bueno de Camilicius, destrozó su meñique defendiendo la grisygualda. Un nuevo héroe había caído. Ni una queja afloró a sus labios. Sólo un varonil gesto de dolor debió de apenas advertirse en su curtido rostro, cuando, en un desafortunado choque con el balón durante una acción de ataque, su dedo meñique se desbarató. Cualquiera hubiera parado entonces para examinarse, dejando de lado toda actividad para centrarse en su lesión, pero el camarada Palosevich no es cualquiera, es un defensor, el defensor número 14, y continuó con la jugada lanzando a canasta, empujando el balón prácticamente con el dedo colgando, en un gesto de gallardía que le honra y le hace merecedor de lucir nuestros colores. La lesión le mantiene desde entonces apartado del terreno de juego hasta nuevo aviso, lo que constituye una importante merma ( otra más ) en el conjunto defensor.
Con un retraso que no admite disculpa se le hace entrega en este momento de la Gran Cruz a los Caídos en la Defensa, lúzcala allí donde vaya como señal de su ofrenda de valor.
Pero esta crónica sobre las muestras de sacrificio Defensor no termina aquí. Durante el enfrentamiento de este pasado domingo, que ha constituído una de las más gallardas actuaciones de los Defensores en toda su historia, en la que sólo la mala suerte nos ha arrebatado la victoria frente a los indiscutibles líderes de la liga, en un partido del todo épico que nuestro gran capitano tendrá a bien reseñar en próximas fechas, nuestro querido camarada Furillo, el defensor número 13, ha sufrido el impacto de un obús en la zona izquierda de su gran rostro provocándole un estallido de las lentes y una severa hinchazón de su párpado y ceja izquierdos. Lo cual le ha impedido concluir la gesta defensora en la que se enorgullece de haber participado.
Este impresionante balonazo, nuestro querido compañero ya tiene cierta experiencia en recibir esta suerte de leñazos, no obstante, no le impedirá tomar partido en próximas lides defensoras.
Concedemos también entonces la Gran Cruz a los Caídos en la Defensa al camarada defensor número 13.
Defensores...
¡RAVVS ET FLAVA!

3 comentarios:

Caracol dijo...

Pero qué cojones hacéis en los encuentros. Espero que el batallón defensor no tenga bajas, y menos en el bar.

Defensor dijo...

Totalmente merecidas las condecoraciones que yo mismo os impondré en la próxima entrega de despachos. Cuatro de cada diez Defensores han sido mutilados horriblemente en lo que llevamos de temporada y el único lamento que se ha oído por su parte es el de no poder estar presentes en la siguiente gesta defensora. Muchachos todos estamos orgullosos de vosotros y no faltan voluntarios a portar en su pecho tan insigne condecoración, no hay pasos atrás cuando se requiere el sacrificio a un defensor. Vuestros tobillos, dedos y ojos son los nuestros, lucid con orgullo vuestras mermas porque os habéis entregado más allá del deber por la causa defensora.
Os envidiamos.
¡DEFENDED VUESTROS CUERPOS!

binguero dijo...

Me enorgullece recibir este galardón, concedido por la familia defensora a aquellos que entregan su integridad física por la causa defensora. Espero impaciente el momento en que el noble Pakhicius me imponga con todos los honores tan magna condecoración, al mismo tiempo que degustamos para la ocasión el vino defensor que nos aguarda desde hace unos cuantos meses; qué mejor ocasión para descorchar esas botellas que la entrega de despachos y la imposición de condecoraciones, pensadlo... Espero, por otra parte, recuperarme pronto de esta inoportuna lesión que me ha apartado de los terrenos de juego cuando más seguro me encontraba, espero no haber perdido ni un ápice de confianza cuando regrese. Ojalá dentro de poco pueda estar a vuestro lado, mi salud me lo impide pero mi corazón me lo exige. En cuanto al noble Furillo, no me queda más que alabar su entrega en el que fue uno de sus partidos más descarados; en la memoria defensora quedará para siempre la robada de cartera con canasta incluída con que nos deleitó el pasado domingo; enorme. En cuanto a su lesión, simplemente rogar que los balonazos no se ceben más en su atlético cuerpo, ya es la segunda vez que una acción fortuita termina con el joven del tupé aullando de dolor en el parquet; si bien no se pueden impedir las clásicas triquiñuelas de este deporte, si que rogaríamos a los rivales que al ejecutarlas se controlase la fuerza y, a ser posible, la dirección del balón, así nos ahorraríamos sustos como el de la pasada jornada.

Capitán, camaradas, afición, cada vez somos más los caídos, señal inequívoca de que si hay algo que no se nos puede reprochar es nuestra entrega. Para nosotros es un orgullo sacrificar nuestra maltrecha salud por la causa defensora, gracias por reconocernos con este noble distintivo que pienso lucir allá donde vaya. Este asunto ha hecho aflorar un asunto pendiente que espero se resuelva lo antes posible, LA CENA DEFENSORA. Así que no diré más, vayan pensando fechas y consultando agendas.

¡¡¡DEFENSOREEEEEEEEEEEEEEES!!!